Cuando llegué a Dunkeld la noche ya había caído, oscura y silenciosa con la frialdad pronunciada entre vagos susurros de lluvia; el día perfectamente soleado había terminado cubierto por unas grises y tormentosas nubes, las cuales se rompieron derramando la llovizna sobre el pueblo. Una ligera ventisca soplaba desde el norte provocando que el gélido aire calara sobre los huesos al tocar la piel recién mojada; metí mis manos en los bolsillos de la chaqueta para protegerlas y apresuré mis pasos.
Un par de veces, mientras caminaba, me vi obligada a cerrar los ojos con fuerza, intentando, por sobre todos los medios dejar de pensar en la única persona que ocupaba mi mente en esos momentos: Engel.
Imposible.
Cualquier cosa en estos instantes me hacía creer que era él, desde confundir un auto negro cualquiera con su ostentoso Lamborghini, hasta pensar que era precisamente él quien iba detrás de mí. No pude contener más mis ansias e instintivamente volteé con la mayor discreción que me fue posible, pero no era Engel, se trataba simplemente de mi vecino, Justin.
Ahora que estaba completamente segura de que no era Engel, sus enormes pasos retumbaban sobre la banqueta, sus patosos movimientos rompían de manera insultante el silencio nocturno mientras arrastraba los pies –-algo que Engel no hubiera provocado—.
—Anne… Hola— me saludó inesperadamente.
Éramos vecinos desde que tengo memoria y pocas veces solíamos dirigirnos la palabra; compartimos juntos el preescolar, la primaria y ahora un par de clases en el colegio; sin embargo, daba la impresión de que apenas nos conocíamos de vista. Tenía que admitir que su aspecto me intimidaba, sus ojos negros poseían una rudeza permanente y su mentón cuadrado no encajaba correctamente con una sonrisa amistosa, además era enorme—mi cabeza quedaba muy por debajo de sus anchos hombros— vestía siempre con ropa oscura y en sus muñecas usaba pulseras de pinchos, sin embargo parecía inofensivo detrás de toda esa indumentaria—no tanto para Travis que era el juguete favorito de Green—a mí siempre me trataba bien.
—Hola— dije mostrando indiferencia.
Seguimos caminando bajo la incesante lluvia, ninguno de los dos demostraba prisa o hacía algo para protegerse de las frías gotas que caían desde el cielo sin reparos.
Arrastré perezosamente mis pies en el asfalto rompiendo las charcas que recién se habían formado ahí.
— ¿Asistirás al baile de Halloween? —preguntó de pronto.
Alcé mi cabeza en su dirección para poder mirarlo.
— No lo se. —admití, si antes no deseaba asistir, ahora lo deseaba menos. — ¿tú?
— Con Pamela, de séptimo… ¿nadie te lo ha pedido?
— Ah… no, bueno tampoco espero que lo hagan.
Soltó una corta risa que más bien pareció una burla contenida.
— Recuerdo que eras mi amor platónico en preescolar y en primaria— confesó divertido. — por eso Wright no me caía nada bien… creía que te gustaba mucho y quería desquitar mi coraje con él; ahora es diferente, lo hago solo por rutina.
Abrí los ojos como platos, sorprendida por sus repentinas confesiones. Era la mas extraña declaración de amor que me habían hecho —si se le podía llamar así—, tampoco tenía tantas, pero… Justin.
— Vaya. Bueno, en realidad si voy no iré sola, voy con mis amigos. — me apresuré a decir antes de que me contara sus fantasías.
Mis palabras salieron de manera atropellada y pensé que lo había ofendido cuando vi una extraña mueca dibujarse en su rostro.
— Si lo haces… debes tener cuidado con la chica Jackocbsob— soltó con seriedad.
Abrí la boca un poco sorprendida, pero aún así solté una risita nerviosa.
— No entiendo… ¿de que hablas?
— Creo que no le agradas.
¿Tan obvio era que incluso Justin lo había notado?
— Si… bueno, ella cree que estoy pretendiendo a su hermano— pensé con coraje— pero no es así.
— No creo que solo sea eso. Yo la vi…
Su mirada se perdió en la oscuridad de la calle que recorríamos y su semblante se descompuso en una expresión que reflejaba temor. Justin estaba asustado. Algo le mortificaba. Tenía que ser demasiado terrible como para hacer que un chico tan fuerte y reacio como él pareciera vulnerable.
Las últimas tres palabras que pronunció se quedaron flotando en el ambiente con su misterio encerrado desvaneciéndose con la lluvia. Seguimos caminando, esperé en silencio albergando una esperanza de que continuara lo que había empezado pero no lo hizo; su mirada aún permanecía ausente como si su mente hubiera viajado entre el tiempo y el espacio, pero su cuerpo permanecía en movimiento a mi lado, se encontraba en una especie trance que no me atreví a perturbar.
Me detuve cuando él se detuvo, habíamos llegado al final del recorrido y estábamos parados frente al jardín de mi casa.
— La viste… ¿Cómo…? —Insté en un intento de que continuara.
Miró hacia todos lados como si alguien lo estuviese observando desde un punto escondido, alguien que no era yo.
— Te lo diré después, ahora me tengo que ir y tú también.
Se dio la vuelta y su ancha espalda quedó frente a mí para después alejarse rápidamente; se quedó parado frente a la puerta de su casa y me lanzó una insistente mirada desde allá, solo ahí me di cuenta que estaba completamente empapada; me despedí con un ligero movimiento de mano y crucé el jardín, abatida y noté una gran diferencia a cuando lo crucé esta mañana.
Abrí la puerta con mi llave de repuesto y me quedé plantada en el vestíbulo, toda mi ropa y mi cabello chorreaban de agua. Juliette me escuchó llegar y asomó la cabeza por el marco de la puerta.
— Anne, ¿Qué tal el…? —Calló de golpe— ¡Mírate estás empapada! ¿Por qué…?
Vino hacia mí y recogió mi chaqueta mojada.
—Será mejor que subas a cambiarte antes de que pesques un resfriado. ¿Quieres que te prepare algo de cenar?
— Ya cené— mentí. —Estoy cansada, tía. Necesito dormir, fue un largo día, muchas compras.
Me colé con agilidad por su lado y subí las escaleras lo más rápido que pude en un intento de evadir todas sus preguntas. Tuve la impresión de que una burbuja protectora había estado cubriéndome durante todo el día, pero alguien había la pinchado con una aguja y esta se había reventado con un silencioso plop, y apenas me daba cuenta de todos los peligros. Primero, desafiar las leyes de la física, de la vida y del país dejando que Engel condujera de esa manera: adrenalina; después, dejándome llevar por mis ridículos sentimientos y mirarlo más allá de lo que él no sería: deseo; luego, caminar como tonta por las calles cada vez mas vacías de Blair y no hacer completamente nada útil contra el vagabundo: estupidez; ver a Engel en ese estado e intentar enfrentarlo: miedo; y ahora que la burbuja estaba rota y dejaba salir todos esos sentimientos guardados también me daba canta que estaba tiritando de frío.
Decidí tomar una ducha de agua caliente para aumentar mi calor corporal, pese a ser temprano me puse mi pijama más cómoda, unos shorts holgados y una camiseta de futbolista que Travis me había regalado, con su nombre y un gran número 9 grabados en la espalda.
Era temprano como para ir a la cama por lo que tomé mi material del Literatura y encendí mi portátil dispuesta a distraerme en mi ensayo sobre Edgar Allan Poe —un escritor más bien reconocido por sus poemas sombríos y cuentos de terror—, el cual especialmente había elegido la profesora Parker para este mes y no podía quejarme porque me gustaba.
Estaba demasiado concentrada en lo que estaba haciendo, una concentración que me hacía meterme de lleno a su historia, me envolvía en el oscuro panorama de sombras y de tinieblas, el misterio y ferocidad de cada verso me provocaba olvidar el momento real y mi habitación desordenada para recorrer el tiempo atrás, viendo con claridad como las imágenes falsas, creación de mi mente e imaginación se movían al compás de cada línea. Como si estuviera ahí, presenciando el momento…
Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia…

…Un golpe sordo a la ventana que ignoré después del sobresalto, no era más que la lluvia o el crujir del viento gélido castigando con poca compasión las ramas de los árboles…

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día…

…Y entonces el panorama cambió radicalmente… no era un diciembre frío, si no una tórrida tarde de Octubre que con la mayor de las desesperaciones ansié acallar y olvidar, anhelando que al día siguiente el recuerdo amargo se desvaneciera…

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos.

…Un trueno, como el rugido de un fuerte y fiero animal feroz hizo retumbar la habitación; el corazón me dio un vuelco y acto seguido un nuevo golpe llamó a mi ventana, “es el viento y nada más” repetí las palabras de Poe en mi cabeza una y otra vez; respiré profundamente sintiéndome ridícula ante el miedo atosigante de un poema. Yo sabía que iba más allá de la narración, más allá de cualquier verso perfecto, más allá de algo que no alcanzaba a entender, pero que moría de ganas por deducir.
Cerré el libro con firmeza y me levanté, dirigiéndome con paso cauteloso hacia la ventana y descubrir el origen del golpeteo, antes que mis dudas me hicieran sembrar y cosechar toda clase de teorías absurdas.
Corrí la cortina y miré mas allá de cristal que sólo mostraba entre los poco nítidos reflejos de la habitación, el otro lado la calle desierta y la luz neblinosa de las farolas en contraste con la lluvia. No obstante, abrí la ventana de par en par y asomé la cabeza pero no había nada. Cuando la iba a cerrar de nuevo algo entró ágil y velozmente por un lado; cerré la ventana de un golpe y giré bruscamente sobre mis talones, buscando con la mirada al pequeño –porque tenía que ser pequeño— intruso.
Entonces, mi mirada lo localizó justo a un metro de mis pies, puramente blanco y sin ningún rastro de agua arruinando su pelaje sedoso, me agaché y se dejó tomar entre mis brazos, como lo imaginé su cabello de nieve era tan suave como el algodón.
—Me asustaste… ¿de donde has salido? —como si me fuera a responder. Si lo hiciera palidecería hasta quedar muerta solo del susto.
El gatito blanco ronroneó con suavidad en su interior y soltó un suave maúllo. Al menos era un gato normal.
Lo dejé de nuevo sobre la alfombra y le miré inquisitivamente con las manos sobre mi cintura, él parecía saber que estaba pensando, su mirada cambió de ávida a una ternura descomunal que me erizó la piel, me miraba tiernamente como si implorara…
—Es que… no te puedes quedar… porque mi tía no lo aceptaría, es alérgica al pelo de gato— le expliqué dolida.
Me dio la impresión de que sus ojos azul grisáceo brillaban más como si fuera a llorar. Tragué saliva y continué con el mismo tono de voz.
— De acuerdo, pero solo por esta noche, mañana regresarás a casa.
Me sentí malvada, pero era un gato hermoso y por lo tanto debía tener un dueño que lo buscaría y reclamaría, quería quedármelo por su puesto, pero, Juliette desaprobaría mi nuevo plan de tener una mascota felina. Siempre nuestro debate, yo quería un gato y ella un perro; solo llegamos al acuerdo de que nada de mascotas que dañaran a la otra, los gatos le provocaban estornudos y a mí los perros me daban miedo o simplemente no me agradaban.
El gatito paseó entre mis piernas una y otra vez, quizás agradecido.
Cuando pude liberarme de su ataque de ternura regresé a la cama y guardé mis cosas de Literatura, no mas Allan Poe en una noche de tormenta posterior a Engel Jackocbsob —él tenía mucho que ver en torno a mis terrores nocturnos— ni previo a dormir.
No dormí instantáneamente, navegué en Internet por páginas inofensivas hasta que el sueño se apoderó de mí. El gatito blanco subió hasta mi cama, no protesté y lo dejé acurrucarse en las colchas calentitas a mis pies.
Dentro de mis sueños —porque sabía que eran sueños— no reinó una paz amodorrante; al principio solo eran trivialidades y recuerdos chuscos de las tiendas de Blairgowrie, entonces se convirtió en un mal sueño cuando abandoné una tienda protestándole a Andrew que el ingrediente principal del helado de vainilla no era queso —carecía de sentido—. Fuera, el ambiente era desconocido, una desolada calle gris con dos faroles encendidos, estaba nevando pero no hacía frío. Al fondo de la calle solitaria estaba parado Justin con una enorme caja roja de bombones y un ramo de rosas, yo tenía que llegar a él para que me acompañara a la fiesta de Halloween, aunque ambos habíamos olvidado el disfraz. Caminé rápido escuchando mis pasos huecos; dos manos fuertes como tenazas se cerraron en torno a mis brazos, una en cada lado, impidiéndome avanzar, giré un poco mi cabeza para ver a la persona de la derecha y después la de la izquierda, primero estaba Lionel con sus hermosos y joviales ojos azules, sonriendo con naturalidad y emanando tranquilidad, aunque había cambiado su atuendo de detective y vestía como vagabundo; al otro lado estaba Engel, severo con rostro inescrutable, sus ojos oscurecidos por una rabia interna, tan vacíos como un hueco profundo en el cual es imposible ver el fondo.
— Aléjate de ellos —repetía Lionel una y otra vez en voz baja
— Tienes que venir conmigo —Exigía Engel.
—Si vas con él ya no tienes amigos—me espetó Drew a mis espaldas.
Me quedé petrificada, no podía perder a mis amigos, pero también estaban Justin que seguía a la espera, Engel con quien deseaba ir aunque no tuviera pinta amable y Lionel tenía que decirme quien demonios eran “ellos”.
— ¡Decide! — gritaron todos al mismo tiempo dentro de mi cabeza.
Decidí.
Sí, pero decidí solamente despertar, porque a comparación de cualquier pesadilla anterior está si estaba bajo mi control y aunque me costó trabajo abrí los ojos hacia el nuevo día.
El cielo había aclarado, no llovía, los únicos rastros de la tormenta eran un cielo gris perlado con pomposas nubes oscuras que ya se alejaban. Me levanté de la cama en busca del gatito, pero después de voltear toda mi habitación supe que se había ido, no estaba por ningún lado, aunque no entendí como pudo escaparse. Ventanas y puertas estaban cerradas, no había huecos en las paredes y los gatos no desaparecen solo porque si. Definitivamente, estaba al borde de la esquizofrenia. Resistí la tentación de pensar en ese asunto, no quería tener un ataque de pánico.
Me alisté para ir a casa de Travis por mis cosas, que esperaba las tuviera él y no el bando enemigo: Engel. Después lo invitaría a hacer algo, lo que fuera.
Los domingos eran los peores días de la semana, al menos para mí, me aburrían brutalmente, no había nada que hacer más que las tareas escolares, que por pereza, no se habían hecho los días anteriores. El domingo también traía consigo la desesperanza de que otra semana poco productiva concluía, y al día siguiente otra vez a clases, y por consiguiente… vería a Engel.
Aunque no estaba lista para enfrentarlo, moría de ganas de verlo el lunes por la mañana, había entrado en un estado masoquista realmente extraño, pero al mismo tiempo mi deseo se convertía en miedo ante su reacción. Había muchas preguntas sin respuestas, me pregunté durante todo el camino a la escuela si estaría aún molesto, optaría por hablarme como si nada hubiera pasado, sería yo quien reaccionara furiosa y le aplicaría la “ley del hielo”… todo era tan incierto.
En el aparcamiento vi el Beetle de su hermana en el mismo lugar de siempre; la hora de la verdad estaba mas cerca y hasta que crucé la entrada de la escuela me di cuenta de lo nerviosa que estaba; mis manos temblaban y mi corazón palpitaba con prisa, quería omitir la primera hora a toda costa pero tampoco me sentía capaz de evadirlo, sin embargo, cuando entré en el aula de Historia él no estaba sentado en el asiento delantero al mío; mire con discreción a mi alrededor, tal vez se había cambiado de lugar nuevamente, pero no estaba, la clase comenzó y jamás entró, después de veinte minutos esperanzada a que entrara por esa puerta para aturdirnos a todos mientras caminaba luciéndose y sonriendo de manera socarrona, mi nerviosismo se convirtió en algo parecido a la desesperación. Fue como si no hubiese entrado a la clase del señor Lafter, jamás puse atención, pues mis ojos estuvieron clavados todo el tiempo en la puerta del salón de clases, y de regalo recibí deberes extras por no haber respondido a la pregunta del profesor, o mejor dicho, por haber respondido algo incoherente.
Así sucedió en las siguientes clases antes del almuerzo y también en los cortos recesos, me veía distante y ajena a todo acontecimiento, si algunos de mis amigos pedía mi opinión mis respuestas favoritas y adecuadas fueron monosílabos, a ellos no les era extraño, había días en los que solía ser seria o me encontraba en las nubes, quizás creían que hoy era uno de esos.
Incluso me sentí culpable al pasar por alto la extraña felicidad que embargaba a Travis y según la poca atención que presté cuando nos contaba se debía a algo que ocurrió en su entrenamiento de Football, algo sobre ¿porristas?… creo que lo habían animado a meter un gol fantástico, no estaba segura, pero mis torpes conexiones de palabras me parecieron lógicas.
En clase de química tampoco estaba y no era que lo estuviera esperando, tampoco tuve ninguna esperanza de que apareciera. Con su ausencia me di cuenta de que la clase de química era mas sencilla; comúnmente Engel me distraía, era difícil concentrarse cuando se pasaba la clase entera murmurando cosas inteligibles y riendo en cada momento de lo que solo él entendía, tampoco había nadie lo suficientemente valiente y brillante que se atreviera a opacar a todos respondiendo todas y cada una de las preguntas de la señorita Monrrow.
A la mañana siguiente desperté más ávida que en un día normal, como si hubiera esperado solamente que el despertador sonara para abrir los ojos de forma automática. Había una leve esperanza en mí de que Engel no apareciera y poder ser capaz de mantener ese ánimo, para no tener que atribuirlo al hecho de que un nuevo día significaba un nuevo comienzo que borrara todas las desagradables marcas que había dejado el Lunes; pero aquella parte masoquista insistía que necesitaba verlo.
Pasé a recoger a Travis como cada mañana, él también tenía muy buen humor hoy, pero el no contaba, porque él siempre estaba de buen humor y ahora era contagioso.
Conduje hasta el puente que conecta Dunkeld con Birnam y cruza el río Tay; a lo lejos pude visualizar una figura oscura en medio de la carretera que obstruía el paso, pensé que la lejanía del objeto y mi vista no me eran muy fieles, pero cuanto mas me acercaba pude aceptar que no era un espejismo; un auto oscuro se interponía en todo lo ancho de la carretera, era un maravilloso auto negro que no había visto nunca, Travis hizo una silenciosa exclamación mientras su boca se quedaba abierta en forma de “o”; me detuve a un par de metros, hice sonar el claxon para que su irresponsable conductor dejara de estorbar, yo no quería llegar tarde a la escuela y no ganaría nada con chocarlo para devolverle la maldad. El auto no se movió ni un centímetro, empecé a dudar que hubiera alguien en el interior del vehículo, después de hacer sonar el claxon nuevamente casi de forma desesperada, golpeé mis manos contra el volante y salí echando chispas del auto, Travis también bajó detrás de mí, pensé que intentaría detenerme antes de que lanzara piedras contra las ventanas de aquel suntuoso monumento móvil —no lo iba a hacer de todas formas—, pero solo había bajado para admirarlo más de cerca y percatarse de que era real, no entendía la emoción que los chicos mostraban por los autos, sí, eran geniales algunos, pero solo eran medios de transporte con cuatro ruedas.
— ¡Wow! ¿Ese es un Spyker? Vendería mi alma al diablo por uno de estos.
Ignoré a Travis y seguí caminando, asomé la cabeza por la ventanilla y detrás del vidrio oscuro se distinguía una silueta masculina. Bufé exasperada y toqué con el puño cerrado el cristal.
La puerta del otro lado se abrió hacia arriba, el dueño del auto bajó y se giró hacia mí, me aparté del auto como si alguien lo hubiera puesto sobre fuego vivo y ahora ardiera incandescente, me quedé sin habla y estupefacta.
— Buenos días— dijo tranquilamente como quien no quiere la cosa.
— Aparta… aparta esto del camino. — le exigí. La sangré me hervía por dentro.
— No quiero.
— Jackocbsob, por favor… no se tu, pero tengo que ir a la escuela. Jugaremos otro día.
Se recargó sobre el capó del auto, mirándome o eso pensé, mientras sus ojos se encontraran ocultos detrás de las oscuras gafas de sol no sabría si me miraba exactamente a mí o a que.
— Necesito hablar contigo. ¿Podrías acompañarme?
— Me encantaría —respondí sarcásticamente— pero no puedo dejar mi auto aquí, yo no soy una conductora irresponsable.
— Yo lo puedo llevar. — se ofreció Travis.
Puse los ojos en blanco.
— Eso sería genial— sonrió Engel— sube.
Abrió la puerta de lado del copiloto. Aborrecía lo sencillo que le resultaba solucionar todo; siempre obtenía lo que quería, aunque no lo mereciera.
Me di la vuelta para lanzarle miradas asesinas a Travis pero él ya iba camino a mi auto.
Resignada, subí al nuevo auto de Engel, me pregunté que había pasado con el Lamborghini o si él tendría algo así como un guardarropa de autos y sacaba el que más le gustaba ese día. Niño presumido.
Cerró ambas puertas, y apartó el Spyker retomando la carretera hacia Birnam, no habló en lo que restaba del camino, yo quería decir muchas cosas pero no sabía por donde empezar o que era lo más prudente.
Llegamos a Birnam e inmediatamente se desvió a la derecha, comprendí que el no pretendía ir al colegio, me pregunté a donde me llevaba pero antes de que pudiera formular la pregunta en voz alta se detuvo en un paseo arbolado.
Bajamos y se adelantó, lo alcancé en cuanto pude.
—Pensaba llevarte a otro lugar… pero al ver que estas a punto de una histeria nerviosa decidí acortar el camino.
—Solo dime lo que ibas a decir y llévame a la escuela.
Se sacó las gafas oscuras y me miró arqueando las cejas, divertido.
— ¿Creíste que íbamos a clases? Te dije que quería que me acompañaras no que quería que fuéramos juntos a clases.
Entrecerré los ojos mirándolo de pies a cabeza, entonces vi que su vestimenta era muy formal para asistir al instituto.
Me despeiné el cabello inconsciente de forma frenética y me di la vuelta, rabiosa, sus juegos me desquiciaban.
— Eres imposible. Me largo
— Oye no… tengo que hablar seriamente contigo. —dijo haciendo mayor énfasis en la palabra “seriamente”.
— ¿Seriamente? ¿Sobre que? —protesté con ironía. — ¿Las propiedades nutritivas del chocolate y diez buenas razones de porque Anne no merece probarlo?
— Ese tema es bueno… pero no.
Me sostuvo firmemente por el brazo a la espera de que me tranquilizara.
— Si te vas a poner histérico y a burlarte de mí, mejor deja que me vaya. Ya me cansaste, te comportas demasiado infantil, no…
— No, nada de eso. —Interrumpió—Esta vez tengo disculpas… buenos argumentos y una petición.
Eso sonaba mucho mejor, pero, aún no me convencía.
— Estoy esperando. —Me crucé de brazos.
—No aquí.
Me tomó por la muñeca y me adentró en el parque que tenía un hermoso aspecto otoñal, el suelo estaba recubierto de una alfombra amarillo dorado y había contraste con los troncos cafés de los árboles; era un lugar demasiado bonito y pacífico que ayudó a calmar mi cólera, seguramente ese era el motivo del paseo: calmarme. Me soltó cuando se dio cuenta que ya no volvería atrás y estaba dispuesta a cooperar. Casi parecía que nos habíamos adentrado en un bosque, los árboles de otoño solo eran la fachada que ocultaba un verde paisaje por dentro, las entrañas del parque. Llegamos hasta las orillas del río Tay. Se dejó caer sobre el verde césped con los antebrazos descansando en sus rodillas. Me senté a su lado con las piernas cruzadas, los labios fruncidos y la mirada al frente, observando la lejanía del puente de roca.
—Sigo esperando—le recordé
—Bueno, empezaré por las disculpas… sabes, no es costumbre mía disculparme con las personas, no suelo ser yo quien comete errores—“arrogante lombriz rumana” pensé— pero lo que sucedió el sábado fue… no lo se, si te lo dijera no lo entenderías, no comprenderías…
— ¿Me estás llamando tonta o lenta?
— ¡No! —se apresuró a decir. —Son situaciones complicadas. Es… personal.
— Humm… de acuerdo, no me meteré en tu vida privada, pero eso, no justificaría lo que hiciste… ¿Qué culpa tenía ese hombre?
Masculló algo inentendible y se pasó con desesperación una mano por el cabello.
—Eso es diferente, te dije que tenía argumentos.
—Escucho.
Aspiró una bocanada de aire y continuó.
—Cuando desaparecieron, tu y tus amigas, decidí… ir a comprar golosinas—soltó una risa y regresó de nuevo a la seriedad anterior—di un paseo… sabías que no me quedaría con tus amigos a tomar el té, el punto es que cuando regresé dijeron que te habías ido a buscarme; Stephenson estaba furioso, Wright lo detuvo antes de que me golpeara… aunque no hubiera estado mal porque me habría obligado a devolverle el golpe y… en fin.
>>le dije a Wright que se marcharan y que yo te llevaría a casa, no esperé su respuesta y fui a buscarte, no tenía idea de que tan lejos pudiste haber ido, regresé una vez mas para asegurarme de que tu no habías vuelto y, efectivamente, no estabas, busqué mi móvil para localizarte mas fácil, pero lo había dejado en casa; regresé nuevamente a buscarte y auque no lo creas estaba… preocupado, no me hubiera perdonado si algo te pasaba y eso me hizo enojar, pero no estaba molesto contigo, si no conmigo mismo.
>>Entonces cuando iba en aquella calle desde lejos vi como él te atraía hacia dentro, no sabía que eras tu, pero sabía que había una posibilidad y me dirigí en aquella dirección, me acerqué y ahí estabas, histérica y asustada; pensé que él te había hecho algo y lo único que quería era sacarte de allí cuanto antes. Cuando llegamos a mi auto aún tenía en la mente tu rostro lleno de pánico y la idea de que, no se… pudo pasarte algo solo por mi culpa, no estaba consiente de lo que hacía, es que… te has vuelto especial para mí, quizás no lo comprendas porque no sientes lo mismo y pasamos por situaciones diferentes… pensamos diferente… ¡Somos diferentes!; no quiero que todo lo que he dicho suene como excusa, para mí no lo es, solo quiero… dime que me perdonas. Por favor.
Me removí en el pasto, nerviosa y mas cohibida de lo casual; su pequeño discurso seguía presente en mi cabeza, trataba de asimilar lo que había dicho al mismo tiempo que sus palabras aterciopeladas se iban evaporando conforme avanzaban las unas tras las otras, llegando deliberadamente hasta una parte de mí que no sabía si era lo que los hombres llaman corazón, alma o cualquier parte del cuerpo que se relaciona con aquellas palabras que traspasan tus oídos y se transforman en sentimientos, golpeando brutalmente ahí y dominando por sobre tu mente.
Sentí como, involuntariamente mi cabeza giraba hacia un lado, de mi vista desaparecía aquel puente que unía a ambos pueblos y un bello rostro que me dejó sin aliento por unos minutos, estaba a mi altura; tan hermoso que no estaba segura si alguna vez lograría acostumbrarme a tan arrebatadora belleza inhumana y envidiable. Lo contemplé como si fuera la primera y la última vez que podría hacerlo, sus ojos parecían plata fundida, grises y brillantes escrutando con minuciosidad cada una de mis entorpecidas reacciones; intenté agachar la mirada porque temía perderme en la suya anhelante, pero Annette Crawforth jamás bajaba la mirada ante el enemigo.
Apreté los labios con fuerza, conteniendo deseos que no se me estaban permitidos, conteniendo mis verdaderos sentimientos y apegándome a mis propias reglas; pensé que sería mas difícil pero afortunadamente él cedió primero y soltó mi mentón pero no dejó de mirarme, suplicante a la espera de lo que yo tenía que decir.
Repentinamente él había logrado que yo olvidara todos mis prejuicios sobre si, que no me importara que fuera un psicópata o algo parecido, que mis miedos nocturnos fueran a tomar una siesta a la media tarde para que por la noche permanecieran silenciosos.
Sentí una nueva primavera resplandecer dentro de mí, flores coloridas retoñaban y paisajes de diversas bellezas sobrenaturales se pintaban como en un óleo… eternos permanecerían. Era bonito sentir todas esas sensaciones al mismo tiempo, aunque, después de la tempestad salga el sol… la tormenta retornará una vez más, así sería... un ciclo, un cuento de nunca acabar.
—Engel…—había un nudo en mi garganta y una barrera que me impedía pensar con claridad— yo… olvidemos eso, mejor.
Que mal había sonado eso. Poco interesante, muy tonto, pero demasiado Anne. Mejor me quedé callada.
—Eres tan… extraña.
— ¿Ahora porque? —objeté medio ofendida, medio divertida.
— Es imposible saber como vas a reaccionar. —opinó haciendo una mueca que demostraba lo caótica que me encontraba—nunca actúas como creo que actuarás…
— ¿Y tengo que hacer lo que el señor Jackocbsob espera de mí? —pregunté satírica alzando ambas cejas.
— Para mi sería lo ideal… me golpeaste y eso no me gusto— sonrió con suficiencia y flirteo mientras se tocaba la mejilla derecha y me hacía enrojecer de vergüenza—Pero, admito que perderías tu toque interesante.
—Te lo merecías… creí que tu me golpearías. —Admití—Bueno… y ¿Qué es lo que sigue?
—Primero jamás te golpearía, soy… yo, pero aún así sigo siendo buen mozo y lo que…
— ¿Mozo? —Solté una pequeña carcajada poco discreta— Si no lo habías notado, estamos en el siglo veintiuno.
—Oh. Disculpe, señorita Annette-futurista-Crawforth—recitó con parsimonia haciendo una reverencia con su brazo, inclinándose un poco hacia delante y mirándome a los ojos—No quise perturbarla con mi vocabulario…
Entrecerré los ojos y le di un zape en la cabeza; se calló de golpe y me miró abriendo mucho sus ojos, lo que yo encontré repentinamente gracioso él pareció encontrarlo insultante; me escrutaba con una ahora gélida mirada permaneciendo intensamente serio, me llevé las manos a la boca casi completamente arrepentida por lo que había hecho.
De improvisto y con una velocidad que me tomó por sorpresa, él se lanzó encima de mí tirándome de espaldas en el césped, haciendo una presa con sus manos sobre mis muñecas que se hallaban a la altura de mis mejillas, sus piernas se abrieron a cada lado de las mías con sus rodillas apoyadas en el suelo. Su sonrisa se amplió maliciosamente y la severidad se borró como si jamás hubiera estado allí, se fue inclinando hacia delante con lentitud, dejándome saborear a propósito el fruto prohibido sin dejarme probarlo, maldito Satanás, pensé con lujuria y frustración. Me moví debajo de él, un fuego incandescente recorría mis venas, algo que yo no recordaba haber sentido antes y una sed insaciable me provocaba el tenerlo aquí; me resistí en vano y seguí luchando por liberarme de él, lo primero que quería hacer era que dejara mis brazos en libertad para rodearle el cuello y atraerlo con fuerza hasta mí, pero era mucho mas fuerte que yo.
— Ahora no tendrás excusas para negarte a mi petición—susurró con intensidad.
Su aliento me golpeó de lleno, atravesó mi boca entreabierta y el fuego en mi interior ardió con más fuerza.
Delicioso elixir de la vida.
—Lo que sea si me sueltas—dije con un hilo de voz.
— ¿Te gustaría ser mi acompañante en el baile de mañana?
—Eres un tramposo—protesté— pero acepto.
—Gracias, señorita Crawforth.
Como lo prometió, me liberó inmediatamente, pero no me dio tiempo de hacer lo que yo quería; no bastó una coreografía ridícula, él era perfecto y elegante, todo le salía bien, se irguió con garbo y facilidad mientras que con petulancia se quitó el césped adherido a sus pulcras ropas.
Yo en cambió, estaba tan aturdida como para moverme, miraba el cielo nublado incrédula ante la decisión que había tomado sin comprender que me había llegado a aceptar su propuesta con esa facilidad. Me había quedado vacía, el fuego había terminado impaciente y finalizó consumiendo mis deseos por él, ahora se hallaba extinto. Una falsa alarma. Nada sucedió. ¿Engel me drogó?
Tomó una de mis manos y me levantó del suelo, se inclinó y me besó el dorso provocando un ardor allí donde sus labios se posaron por unos segundos.
—Te recogeré a las ocho en punto.
— ¡No! —Hora de la rabieta—Tu me has hecho algo para que acepte, yo no iré.
—Es de mala educación deshacer el compromiso—puso ojos de borrego tierno— ¿eres tan fría que no te importa romper mi corazón?
— ¿Tienes? —pregunté sarcásticamente
—Mas del que aparento. —Pugnó sin inmutarse—Ya aceptaste, no permitiré que rompas conmigo solo por capricho. Te llevaré a rastras si es necesario.
Le saqué la lengua.
—Es que no puedo ir contigo— ¡una excusa! ¡Urgente! —Ya había quedado con mis amigos. Lo siento.
— Eso no es problema—insistió— Wright asistirá con mi hermana.
Me reí.
—No puedes obligar a tu hermana a hacer algo que no quiera.
—Yo no la obligué ¿no lo sabías? Ella se lo pidió… no creí que Valerie fuera a hacer eso, no es que me importe, en absoluto, pero ¿Wright?
Abrí mucho los ojos estupefacta por la nueva noticia, eso era completamente imposible, él tenía que estar mintiendo porque su hermana no era la clase de persona que se anda con gente como Travis, era como si Rachel empezara a salir con uno de los miembros del Club de ciencias o algo así, mi Travis era una excelente persona pero no para Valerie Jackocbsob, me asustaba lo que ella pudiera hacerle. Sin duda Engel tenía que estar mintiendo aunque había un par de cosas que encajaban: la euforia de Travis y aquello que contó en la cafetería a lo cual yo no puse atención.
—En cuanto a Stephenson y tu otra amiga asistirán juntos.
— ¿Como puedes saber todo eso?
Se encogió de hombros.
—Cosas de la vida. —Suspiró con aire despreocupado— Bueno, te recogeré mañana a las ocho.
— ¿Ganaste tú?
Soltó una débil risotada y me pasó el brazo por los hombros, me llevaba de regreso al auto. Crucé los brazos sobre mi pecho y me solté de él dando unos pasos a la derecha, dejando claro que aunque fuéramos juntos a ese estúpido baile nada cambiaba y yo no me convertiría en otro de sus juguetitos que valían menos de un centavo.
Tenía la sensación de haber entrado en la boca del lobo y no sabía como iba a salir de allí.



29 Comments to “7. ¿Cómo seguir después?”

  1. Veronica says:

    Nuevo capitulo!
    siii (:

  2. Anónimo says:

    En una palabra: impresionante.

    cada vez me gusta más y mira q eso es difícil. Un 10.

  3. barbi says:

    Ok. Definitivamente adoro todos los capítulos. Se lo he mostrado a todas mis amigas.
    Escribes bien, me gusta la trama. Hay muchas cosas misteriosas que quiero saber!
    Espero no sonar molestosa, pero espero que el prox cap salga pronto :3

  4. Anónimo says:

    O por diiios Capi =)
    ame este capitulo
    impaciiente por el siguiiente
    y esperando el beso impeciente

  5. Isha'Bell says:

    hola me encanta tu historia es super.
    me tiene muy intrigada, quiero saber
    q pasa ojala pronto puedas subir el
    proximo capitulo (esperando el beso (K))....
    Te felicito por tu trabajo eres un gran
    escritor espero q esto siga eres muy
    talentoso..
    Saludos y Besos isha

  6. Anónimo says:

    Pedazo de historia... es impresionante!! mis felicitaciones... espero que el capitulo 8 salga pronto, y al igual que el resto de lectores esperando impaciente el momento del beso...
    Saludos, Nurya.

  7. Anónimo says:

    Ufffff Esta muy muy muy Genial.... demasiadooo me encannntaaaaaaaaaaaa Omgg.... la amo xDDD soy FANNNNNNNNNNNNNNNNNNNNN me inspiras ^^ Saludos mis respetos y felicitaciones Espeor pronto el otro (L)

  8. intermedary says:

    La historia es increible,es fantastica,emocionate ,misteriosa,romantica.....sigue así y seguro que seras una gran escritora

  9. paula says:

    oh dios oh dios...me encaaaaanta!!
    stoy MUY neganchada!

    para cuando el 8?

    xD

    gracias

  10. Anónimo says:

    hola me gusto mucho pero eso de _no se como vas a reaccionar_y_que se encuentran en un bosque me resulto familiar con respecto al resto me encanto!! sigue asi espero el prox cap.

  11. hey ola buen cpaitulo en serio estuvo super cada vez me voy enamorando de engel mas y mas !!!! porfitas sigue escribiendo eres increible!!!
    y nuevamente grazias por premiarme!!!!!!

    cuidate!!!!

  12. Anónimo says:

    Ahhh!!!
    impaciiente por el siguiiente
    capituulo
    porqe valeriie habra invitadoo
    a traviis? raro :P
    impaciente por el
    siguiente capitulo

  13. Anónimo says:

    excelente historia
    mantiene la intriga,los personajes son identificables y queribles.


    felicidades por el éxito que tiene tu blog

    espero el próximo capitulo!!!!

  14. Natu says:

    Por favor... ¡Por favor!
    Necesito leer el siguiente capítulo,
    ¡tu historia es demasiado buena!
    Por favor sigue publicando.
    "Daría mi alma al diablo por leer tu siguiente capítulo..."

  15. Heaven says:

    Ohh por dios!!!
    amo esta historia, y tengo curiosidad por el séptimo pecado capital...jajaja
    Dame otro caaaaaap!!!!
    necesito otro cap!!!
    XD

  16. poR Favor-----!!!!
    OtRo CapItUlo--"""""!!!!!!!!!!!!!!
    Me DeJasTe SupEr InTriGada!!!
    QuiRo SabEr q PaSa En La FieTa/bailE!!!!!!!!!!!!
    MiRo Esta paGina ToDo EL DiA !!!!
    PaRa VEr Si Ya PusIsTE OtrO CaPiTuLO!!!!!!!!!!!
    Si... OtrO Mas qUeREs!!!!!???
    ____-Me EnCanTa-____
    _____-PorFa-______

  17. Unknown says:

    enhorawena en serio, escribes genial y como puedo ver tienes a muchas personas enganchadas, me incluyo yo jejeje, me estoy haciendo como un libro, ya que conforme subes los capitulos me los voy imprimiendo y le doy retokes decorativos, porque estoy se lo merece. Me gusta tener los libros k me gustan y este se esta convirtiendo en unos de mis preferidos. Además quiero pasarles a mis amigos los capitulos ya que se kedaron muy intrigados con un resumen k les hice jejeje. Asi k solo me keda decirte k espero con ansias el cap 8 ^^. Me he enrrollado muxo jeje.

  18. Unknown says:

    Ex!!!! como siempre... bueno no... esta vez estuvo aun mejor!!!!!! jajajja
    pero insisto en que yo quria beso....

  19. javita says:

    ooo lo ame con locura me
    apasiona leer y mas un lo que tenga que ver con fantasia tienes un gran talento.. espeor con ansias el 8 capitulo...
    besos cuidate....

  20. Nataly says:

    Mis sinceros Wowww… no puedo esperar al siguiente capítulo, con respecto a tu historia es genial, no puedo dejar de especular que sucederá después…he estado conectando algunas ideas en mi cabeza pero nada es concreto…quisiera agregar que me incomodaba un poco la bipolaridad de Engel pero eso ya quedo atrás… he encontrado un gran atractivo en la arrogancia de nuestra lombriz rumana (espero que en el futuro no se doblegue demasiado y cambie completamente su manera de ser)… Sigue escribiendo de esa manera tan fascinante y de verdad que estás en lo tuyo…

  21. Feldy says:

    uff!!, ya queria comentar...manos a la obra.

    es una extraña mezcla entre varios estilos, te hace amar pero al mismo tiempo odiar a Engel es como si te estancaras en un limbo, es interesante...

    Me facino desde que la empeze, y si siento sonar redundante pero, cai de improviso en tu blog no recuerdo como llegue, y lamento decirlo devuelta pero es un gran iman para gente todo el mundo cae aqui, y creeme el que cae se queda.
    tus capitulos son simplementes facinantes no te agobian pero te dejan siempre con ganas de mas, es como que tubiera una formula secreta, el balance perfecto.
    Deseguro como te imaginaras tengo gans de mas y no soy la unica, prometo intentar atraer mas gente si eso no te molesta, la verda es que tu historia es tan buena que hasta te diria que la lleves a una editoreal,y no, no es broma.

    PD:
    ncullen, que lindo encontrarte aca !!! beso cariñoso para vos !

    Beso tu admiradora secreta, no tan secreta.

    Feldy

  22. La verdad es increible , no puedo parar de decirlo! y se lo he recomendado a todas las personas de mi entorno que les gusta leer.

    Enhorabuena , sigue asi de verdad , pues vale la pena. Y Como ya he leido , es cierto que soy algo novata en el mundo editorial , pero creo que podria ser fructuoso llevarlo a unas cuantas para que observen tu trabajo. Es muy bueno.

    Ncullen jejeje perque sera que no m'extranya trobarte aqui! jeje aixo d'aqui poc sera com una familia.


    Sobra decir y valgame la redundancia que esperamos el siguiente capitulo con muchisimas ansias, es genial.


    Saludos y besos

  23. Feldy says:

    Isabella_Cullen88 !!

    ALGUIEN MAS !! besos para vos !! (aunque tal vez no sepas quien soy)

    Beso publica por favor el siguiente capitulo !!

  24. Anónimo says:

    me ancanto tu historia stoy super enganxada jejejej bueno espero cn impaciancia el proximo cap xao bsssssss

  25. Maysu says:

    hola!

    Creo que te había dicho en el cbox que leería mañana.... pero sabes?? es inevitable leer si tengo internet y el tiempo para hacerlo....

    El capítulo... GENIAL... aún no te encuentro una falla, jajaja, no es que esté buscándola, a veces cuando leo parecen solas y en algunos casos, a cada rato, claro que obviamente no en tu historia, sino que en otras. Incluso la mía debe tener varias jejeje.

    Me fascinó la parte cuando él la toma de las muñecas para pedirle que vaya al baile con él. jejee, que ganas de agarrarlo y besarlo!! jeje. Por qué él no lo hizo?? De veras pensé que lo haría....


    Bueno, mañana si que sí leo el próximo.


    Hasta la próxima C.A.W.


    maysu

  26. Anónimo says:

    estan fabulosos estos capitulos siceramente entre y empeze a leer y la verdad me gusto mucho la historia llena de misterio solo espero que sigas con el suiguiente capitulo ya que es demasiado buena la historia para no acabarla
    felicidades es estupenda no tengo mas palabras para describirla eres buen escritor
    adii0oos
    att:karla

  27. ...Mer... says:

    hola soy una seguidora de Sueños Rotos. Me encanta la historia, no dejes de publicar. ¿me podrias decir como se hace un blog? Quiero publicar mi historia y no puedo organizarlo bien.
    Gracias
    ...kmi...
    PD:mi blog es www.misteryandlovestories.blogspot.com

  28. ...Mer... says:

    hola soy una seguidora de Sueños Rotos. Me encanta la historia, no dejes de publicar. ¿me podrias decir como se hace un blog? Quiero publicar mi historia y no puedo organizarlo bien.
    Gracias
    ...kmi...
    PD:mi blog es www.misteryandlovestories.blogspot.com

  29. Anónimo says:

    cuando vas a publicar otro capitulo?
    me encanta tu historia

Leave a Reply