Permanecimos un poco mas sentados en el silencio; por alguna razón no me apetecía bajar del auto, Engel tampoco hacía nada por salir y encaminarse con su orgullosa actitud arrogante, regresando a su posición: ignoro a todo el mundo porque son inferiores a mí. Él no daba la apariencia ni la impresión de los demás chicos del colegio o del pueblo entero, su aspecto era el de una persona que ha madurado antes de tiempo y de quien ha disfrutado poco. Quizás algo mas en lo que coincidíamos.
En estos momentos sentía como si algo hubiera cambiando entre nosotros dos y la barrera invisiblemente alzada se adelgazaba quedando solo como una fina capa de vidrio que nos separaba pero que ninguno de los dos se atrevía a tocar por miedo a romperla. Yo no quería empezar a recrear falsas esperanzas, ilusiones y tontas fantasías, me había jurado hacía mucho tiempo… ya no más, aunque era una chica adolescente, tal vez no como la mayoría de ellas, pero por naturaleza intuitiva mi atracción hacia el sexo opuesto era inevitable. Pero no Jackocbsob… él jamás.
Ahora, solo estábamos él y yo; nunca fui claustrofóbica, pero estar encerrada con él en un espacio tan pequeño me provocaba una sensación desagradable, sofocante; su presencia me causaba nerviosismo, irritación, incluso algo de miedo, pero de alguna forma, me llamaba mucho la atención, mas que cualquier otra persona, su seriedad fría me molestaba pero al mismo tiempo me agradaba; su forma de verme era diferente, me llamaba loca pero no me trataba como tal, realmente parecía que él podía ver el mundo de una manera diferente.
Algunos compañeros pasaron delante del auto y desviaban su vista hacia el interior, después su expresión cambiaba por completo, me escondí de aquellas miradas furtivas, que tenía que admitir: eran molestas; supuse que era toda una atracción verme a mí sentada en el mismo auto que el ya famoso chico nuevo. Él tan perfecto y yo tan simplemente tonta…
— Deberíamos empezar de nuevo—dijo de pronto con voz despreocupada rompiendo mis cavilaciones.
Pegué un salto en mi asiento y le miré interrogante.
—Bien… —vacilé recuperándome del efecto que había causado su repentina interrupción—creo que aún te debo una respuesta ¿no? —Asintió con la cabeza, sabía a que me refería—. Me llamo Annette Crawforth— dije extendiendo mi mano.
Rió ligeramente entre dientes y luego negó con la cabeza.
—No pensé que te gustaran las cosas demasiado formales… pero bueno… si así lo quieres…—dijo con tono de resignación mientras se encogía de hombros. — mi nombre es Engel Lyzander Dimitri Jackocbsob.
Estrechó mi mano y me lanzó una fugaz sonrisa que me erizó la piel, creí que me derretiría, no podía negarlo, era guapo, más que guapo; su sonrisa era abierta, seductora y alegre, aunque en sus ojos no se demostraba el significado de esa mueca; me di cuenta que su mirada siempre era ausente, amarga y no reflejaba lo mismo que sus labios o sus gestos; en lo mas profundo de esos cristales grises pude sentir la tristeza y la desesperación agobiarle… herirle. De alguna forma dolía muy en mi interior.
“Ya no más… ya no más”
Me repetía esa vocecita en mi cabeza, persistente…
No sonreí, no pude hacerlo. Pero tenía que dar alguna muestra expresiva antes de que su agonía interna me contagiara y empezara a llorar sin razón aparente. Me limité a desviar mi vista hacia otro punto que no fueran sus pupilas, me mordí el labio inferior, luego también sonreí tímidamente aun apretando su mano. Su piel era suave y tersa, cálida y fresca, producía en mi tacto algo que jamás había experimentado antes; no tuve idea de cuanto tiempo permanecimos así, no veía el tiempo correr, el reloj se detenía y todo fuera de nosotros dos se desvanecía, podía ser un sueño del que no quería despertar nunca, pero, del cual tenía que hacerlo.
Ambos cedimos al mismo tiempo, recordando donde nos encontrábamos y que seguía después de eso, nos dimos la vuelta y como si nuestros movimientos se hubieran coordinado en una coreografía, abrimos las puertas del coche y salimos.
Iba a encaminarme hacia la entrada cuando recordé mi mochila olvidada en el asiento trasero, me había concentrado tanto en proclamar mi huida que lo demás fue punto y aparte. Paré en seco y me di la vuelta rápidamente con un poco de torpeza que casi caigo encima de él.
—No te molestes
Me tomó hábilmente del brazo al mismo tiempo que se hacía a un lado para evitar la colisión; sonrió y extendió su mano libre para entregarme mi bolsa.
— Em… Gracias, Engel… Lyzander Dimitri… Jackocbsob.
Entrecerró sus ojos y su expresión se volvió indulgente y divertida.
—Te hace gracia mi nombre… ¿verdad?
— ¡No! —Me apresuré a decirle y empecé a buscar una buena respuesta que no le ofendiera— es solo que… es diferente… y me… gusta… ya sabes… el nombre…
Se rió y siguió avanzando como si nada, con menudos pasos sin abandonar esa elegancia que le caracterizaba. Me apresuré y traté de caminar de una forma que no desentonara con la suya, pero fue en vano, no me compararía con él, era una estupidez. Algunas miradas aún curiosas se clavaban en nosotros, me sentía como una tonta, cualquier otra chica se hubiera sentido muy pagada de si misma, ir a su lado y reír juntos de algún estúpido chiste que cualquiera de los dos hubiera hecho, o tomar un tema de conversación casual… yo, Anne Crawforth me burlaba de su peculiar nombre.
—Preferiría que me llamaras solo Engel o Jackocbsob, como mejor te parezca.
—Engel… creo… Tú puedes llamarme…
—Anne; prefiero llamarte Anne
No dije nada solo me limité a chupar mis labios y mirar de un lado a otro, en realidad no me apetecía que el me llamara de esa forma, así solo lo hacían mis amigos y definitivamente el no era mi amigo; sin entender aun el porqué, me di cuenta que yo, hacia él solo sentía un compromiso de mantenerme firme y cortés, nada mas. Una parte de mi quería estar tan a su lado, no dejarlo ir porque necesitaba saber, necesitaba conocer todo lo posible a Engel Jackocbsob; la otra parte quería alejarse y no llegar mas allá que a una relación de compañeros de clase de historia; tenía miedo, pero ¿miedo a que?
Entramos por la puerta principal del instituto; de lado derecho estaban las oficinas y de lado izquierdo el despacho del director, pasamos directo a el largo pasillo principal que se extendía a ambos lados, largo y casi silencioso, giramos automáticamente a la derecha y salimos por puerta del fondo llegando a un jardín verde, abarrotado de alumnos que se reunían con sus pequeños grupos antes del inicio de las labores escolares. Caminamos hacia el edificio donde tomábamos historia, el salón de clases estaba inundado de murmullos y de esas miradas furtivas.
Caminé con la vista clavada en el suelo, fingiendo que no me importaba nada, solo llegar a mi asiento y escuchar lo que Lafter tenía que decir el día de hoy. Cerré los ojos y respiré hondo, necesitaba mucha paciencia antes de gritar; percibí el aroma de Engel al frente y la tranquilidad me embargó, los murmullos cesaron mientras el señor Lafter nos daba los buenos días y empezaba la clase.
El timbre sonó, recogí mis cosas y me levanté rápidamente, si me apresuraba tendría tiempo de ver a Travis antes de la clase de Literatura Inglesa. Cuando pasé por un lado de Engel me tomó de la muñeca y colocó un trozo de papel doblado en mi mano, su acto me desconcertó, me mataba la curiosidad de saber lo que había escrito pero no lo abrí, esperé a que me liberara y salí; una vez fuera desdoblé el pequeño trozo de papel.
Estaba escrito en una perfecta caligrafía en tinta roja. Una flamante letra, fina y alargada adornaba el papel.


Mi corazón se aceleró lleno de excitación, arrugué el trozo de hoja en mi mano hasta hacerlo bolita y lo guardé en mi bolsillo ¿Qué se hace en estos casos?
—Es claro, no debes ir— respondió la voz en mi cabeza
—Si no vas, me molestaré mucho contigo— susurró seductoramente en mi oído la única persona capaz de poseer tan suave voz. —tenemos un trato y no vas a ser tu quien lo rompa.
Me di media vuelta, sonreía ampliamente seguro de si mismo.
— ¿Siempre eres tan molesto?
—Insisto cuando mis intereses personales están de por medio.
Negué con la cabeza, no tenía contraataque para eso, gran frustración, pero tampoco significaba que me había rendido. Bajé antes de que Engel pudiera interceptarme de nuevo; su compañía era agradable y lo odiaba por eso, odiaba que fuera tan grandiosamente perfecto y me volviera inmune ante todo lo demás, odiaba que mi corazón se acelerara de manera prohibida cuando sonreía, odiaba que mi cuerpo temblara al escuchar su hermosa voz… odiaba todo de él…
Caminé escabulléndome entre todos los alumnos que salían de sus clases para dirigirse a otra; entonces una mano se aferró alrededor de mi antebrazo deteniéndome en mi torpe e improvisado acto de escapismo “Jackocbsob”-como decidí llamarlo ante la desesperación de perderme de su alcance-. Sentí como si la sangre escapara de mi cabeza y el aire de mis pulmones, me giré sobre mis talones exasperada dispuesta a hacerle frente de una vez. ¿Podía haber alguien más persistente que Engel Jackocbsob?
— Hola— saludó Travis, sonreía ampliamente y esa extraña chispita centellaba en sus ojos castaños.
La sangre me volvió a correr por las venas y mis pulmones se llenaron de un aire fresco y aliviado. No sonreí, había llegado la hora del día que tanto temí: disculparme con mi mejor amigo; él seguía asiendo mi brazo como si pensara que me echaría a correr al momento que me soltara; su tierna sonrisa de niño desapareció y me observó detenidamente, en sus ojos vi reflejado mi rostro, lucía como una pequeña que ha perdido a sus padres durante un paseo en el parque: asustada y mirada traumática.
— Te encuentras bien, Anne
Asentí torpemente y luego me lancé sobre su pecho aferrándolo fuertemente y hundiendo mi rostro en su chaqueta, tenía miedo de perderlo en cualquier momento; Travis quedó anonadado por mi reacción pero aún así él no me soltó y me regresó el abrazo acariciando mi cabello con una de sus manos.
—Perdóname, perdóname, perdóname— le supliqué negándome a soltarlo, temiendo profundamente una respuesta negativa— fui tonta, y tu… yo… no debimos… solo era un estúpido dibujo… pero… di que me perdonas
Sentí en su pecho el sonido de una carcajada interna, me separé lentamente de él, confundida, él no me respondía; miré con discreción hacia arriba para ver bien su reacción—él era mas alto que yo— estaba sonriendo, me relajé un poco y me chupé los labios nerviosa. Seguía sin responder, clavé mi vista en el suelo. Empecé a imaginar que su mente se debatía cual sería la mejor forma de torturarme cruel y dolorosamente. De pronto mi cabeza se alzó hacia arriba, no había sido por mi voluntad; sus frías manos se habían posado en mi rostro y me obligaba a verle, lucía feliz… Travis Wright siempre lucía feliz. Su sonrisita era traviesa y contagiosa, se la devolví; era tan tierno y dulce.
—No seas tonta, Annie— me dijo aún sosteniendo mi rostro— eso quedó en el olvido… ¿Cómo podría estar enfadado con mi hermanita, mi niña linda?
— Tu… ¿no estas molesto? Pero… las llamadas… yo no te respondí y…
—Calla… —me interrumpió suavemente— olvidemos eso ¿quieres?
Me acercó lentamente hacia él y me besó en la frente, suspiré en un profundo alivio, aunque aun sentía la inquietud, tal vez, en el fondo, habría deseado que me gritara o me reclamara algo, siempre era así, tan sereno y noble, nada de lo que yo hacía le molestaba en absoluto, pocas veces lo había visto enojarse con alguien o por algo. Si habría que creer en ángeles, Travis era uno de ellos.
Me pasó su brazo por el hombro y me llevó hasta mi siguiente clase. No hablé mucho en el corto camino, en ocasiones mi amigo solía hablar demasiado y llevar el hilo de las ideas no era necesario ya que se conformaba con los ademanes del rostro, mientras Travis decía algo sobre el clima y el humor de Drew yo pensaba en Engel…
Intenté concentrarme tanto en las demás clases como pude, no era una alumna destacada y con excelentes notas, pero trataba de poner mi mayor esfuerzo para tener un promedio aceptable en alguna universidad, este era mi último año en secundaria y mi tía siempre me recordaba que tenía que aprovechar las buenas oportunidades ya que de eso está hecha la vida: oportunidades.
Al terminar la clase de cálculo Travis y yo nos encontramos con Andrew y Kat, avanzábamos hacia el comedor cuando de improvisto Travis y Andrew se detuvieron observando hipnotizados el fondo del pasillo.
— ¿Qué sucede? —pregunté a Kat sintiéndome ignorante de la situación.
Ella soltó un bufido disgustado y señaló con la cabeza hacia un locker, no tardé mucho en localizar el causante o mejor dicho a la causante de esa situación, era fácil distinguirla entre los demás, su porte y belleza no se asemejaba a la ninguna chica-ni siquiera Rachel- ella era delgada, de cuerpo esbelto, mas hermosa que una modelo de pasarela o una actriz de cine; su cabello negro intenso y largo caía ondulado sobre su recta espalda; su rostro era fino con cada una de sus facciones definidas delicadamente.
—Es ella la chica nueva de la que nos hablaste ayer, Kat—le pregunté cuando me recuperé de la impresión.
—Si, así es… Valerie— me respondió, capté un tono aprensivo cuando mencionó su nombre—no me cae nada bien… es muy… presuntuosa.
—Pues es muy guapa— comentó Andrew boquiabierto después de admirarla un par de minutos más.
—Luce como Engel—comenté sin tomarle demasiada importancia, no tenía el aspecto que imaginé en el momento que Engel la había mencionado, no lucía como una tirana poderosa que manipula a su hermano mayor— tiene un aspecto… malvado y…
—Pero eso no le quita que sea guapa—me interrumpió Travis con mirada soñadora.
Ya podía imaginarlo recreando fantasiosas escenas románticas tratando de enamorar a Valerie Jackocbsob, pero ella era diferente, no quise pensar en la desilusión que se llevaría si intentaba pretenderla.
—Exacto, muy guapa—agregó Andrew poniendo demasiado énfasis en la sílaba “muy” — y creo que tú piensas lo mismo del chico, ayer lo odiabas a muerte y hoy… eres su mejor amiga.
—No somos amigos
—Mejor no te ilusiones, Anne, él no es para ti
—No he dicho… jamás he pensado… no pretendo…
La sangre hervía en mis venas, no me sentí capaz de formular una frase correcta, detestaba cuando Andrew se comportaba así y muchas veces me hacía pensar que él me detestaba, casualmente hacía esa clase de comentarios molestos y duros hacia mi persona, hasta el momento le soportaba todo, pero mi paciencia tenía un límite y él estaba llegando al suyo.
—No tengo porque darte explicaciones a ti y si me permite señor “quiero controlar a todos” tengo una cita.
— ¿Ah si? ¿Con quien? ¿Con el niño bonito?
—Con Engel Jackocbsob— sentencié con dureza— Travis no llegues tarde a química; nos vemos Kat.
Me di la vuelta y caminé en dirección contraria. Sí, yo tenía una cita, pero aún no decidía si acudir o no, solo quería que Drew se retorciera en su propia ira y se tragara sus palabras, una a una. No tenía apetito, así que perderme de la hora del almuerzo no me suponía gran sacrificio, vagué por los corredores sin rumbo fijo hasta que sin darme cuenta, mis pies me habían llevado directamente a los jardines traseros. Escudriñé entre los arbustos y divisé rápidamente alrededor, no había rastros de Engel, probablemente se había cansado de esperar o ya había aceptado que yo era la persona más imposible sobre la faz de la tierra.
Los jardines traseros eran una hermosa muestra de vegetación verde y carmesí añejo, muy hermosos para pertenecer a una escuela secundaria, pero estábamos en Escocia y siempre había paisajes dignos de fotografía a donde quiera que mirase. El lugar estaba vacío, casi nadie pasaba sus almuerzos aquí y menos cuando el frío se colaba por los espacios abiertos y empezaba a llevarse lentamente la belleza del lugar.
Me senté en una de las bancas mas escondidas, si Engel regresaba, no sería tan fácil que me viera y yo tendría la excusa “fui, pero no me viste” no era una mentira del todo.
Al fin, punto para Anne.
— Hola. —de nuevo su voz hecha un susurro llegó a mis oídos desde atrás.
Me giré bruscamente, entre asustada y molesta, no lo escuché venir, fue tan silencioso como un fantasma, ahora mi corazón latía rápido, no por verlo tan hermoso, si no por la impresión de su llegada.
—Lamento llegar tarde—se disculpó— tuve que ir a la cafetería por algo de comer, demasiadas clases… moría de hambre.
¿Y porque no te quedaste allá?
—Descuida, yo también acabo de llegar—mustié
Se acercó a la banca donde me encontraba y se sentó en el otro extremo girando su torso para quedar frente a mí, me giré también hacia él, nos quedamos mirándonos fijamente a los ojos por un largo rato, en silencio total, solo podía escucharse el sonido de las hojas que revoloteaban siendo juguete del viento.
Engel soltó un suspiro y desvió la mirada hacia el suelo, como si se hubiese rendido, se llevó una mano al cabello y lo despeinó con desesperación, se giró de nuevo para sentarse correctamente y su vista se perdió.
— ¿sucede algo? —le pregunté desconcertada por su extraña manera de comportarse.
Se encogió de hombros.
—Olvidé lo que quería decirte…
—Ah… ¿solo así?
Asintió lentamente.
—No te preocupes, seguro lo recordaré después.
—Entonces… si eso era todo…
—No, no te vayas.
Miré con desconfianza hacia todos lados, menos hacia donde se encontraba él, lo único que yo quería era salir corriendo y él quería que me quedara. No respondí de ninguna manera, me mordí el labio inferior y me quedé sentada sin moverme, otra vez hubo silencio.
— ¿Qué se hace por aquí el tiempo libre? —preguntó.
Caí en la cuenta de que era nuevo y que probablemente un pueblo tan pequeño podría resultarle poco interesante y demasiado aburrido, de hecho lo era, aunque yo ya me había acostumbrado.
—Pues, no lo se, yo suelo ir con mis amigos a las orillas del río Tai o a dar paseos por los parques, también es interesante subir a las montañas y vagar en los bosques… admito no hay mucho que hacer, algunas veces vamos a Blairgowrie o a Perth, podrías venir algún día si quieres.
—Gracias, lo tomaré en cuenta.
—Debe ser difícil para ti vivir aquí
— ¿Por qué lo dices?
— No se… imagino que eres un chico de ciudades grandes, o al menos es lo que aparentas.
—Que extraño, jamás he vivido en una ciudad grande; antes de Dunkeld vivía en una pequeña región montañosa de Cluj
—Y ¿Por qué venir desde tan lejos?
—Trabajo de mi padre. —Se encogió de hombros y hurgó en su mochila.
Noté un tono evasivo en su voz y supe que había cosas que no quería contar y no pensaba indagar en su vida, meter las narices donde no me llamaban no era un oficio muy sano, lo que me había dicho hasta ahora era ganancia a comparación con lo que hubiera esperado.
— ¿Tienes novio?—preguntó de pronto tomándome de sorpresa.
—No… yo hace mucho que no tengo novio, la última vez… no fue agradable.
— Te hizo daño
Asentí lentamente con cautela.
—Pero fue hace mucho, ya no importa— mentí, no quería que empezara a preguntar por lo que había sucedido— dime… ¿tu dejaste algún… corazón roto en Rumania?
—No precisamente.
— ¿Qué quieres decir con “no precisamente”?
—Todas mis relaciones con chicas han sido… por diversión—esbozó media sonrisa y luego me miró directamente a los ojos— ninguna valía mas de un Leu.
— ¿Cómo puedes hablar de esa manera? —le espeté haciendo el mayor esfuerzo por contener una rabieta.
—No es más que la verdad—hablaba con altivez y una especie de asco afloraba de sus facciones— una vez que se obtiene lo que se desea, todo termina y…
— ¡Ya basta!
Me puse de pie de un salto, un gran nudo se había hecho en mi garganta, mi mente no podía asimilar lo que de sus labios salía, había pintado una imagen distinta de él, lo había tomado por una persona caballerosa con alcurnia refinada y de educación impecable y terminó siendo igual: sucio e hipócrita.
— Solo digo la verdad, me preguntaste algo y te respondí con sinceridad… no te entiendo ¿siempre complicas tanto las cosas?
—Eres detestable.
—No te quedas atrás.
—Mejor ya déjame en paz. —le pedí por las buenas
—Loca desquiciada— murmuró entre dientes cuando me alejaba por el empedrado camino del jardín.
—Arrogante lombriz rumana— susurré como respuesta.
Ya no había mas razones para no odiar a Engel Jackocbsob.
Miré mi reloj y me alegré de que la clase de química no tardase en empezar, me apresuré hacia los laboratorios, cuando llegué la profesora aún entraba, me senté en la primera mesa que encontré y pronto Travis se unió a mi.
— ¿Dónde estuviste? —Me preguntó impaciente— ¿Realmente tuviste una cita con Jackocbsob?
— Yo no le llamaría cita—puntualicé sin dar mas detalles. — ¿Drew sigue molesto?
— Un poco, pero no es culpa tuya, ha estado así desde que llegó esta mañana… creo que su patito de hule se suicidó.
Intenté reír, pero más que una risa eufórica pareció un lamento por la vida imaginaria del patito, a pesar de eso agradecí los intentos de Travis por calmarme, siguió contando chistes raros por un rato más hasta que la profesora Monrrow, una mujer joven de cabello corto, rubio y que siempre usaba una bata de laboratorio, entró y pidió silencio. De forma severa y autoritaria ordenó que recogiéramos nuestras cosas de las mesas, era hora de formar nuevos equipos; eso significaba que no podría estar junto a Travis, adiós a sus chistes, solo de pensarlo ya me resultaba aburrido, no estar con él era sinónimo de que la clase se prolongaría aún mas; nos lanzamos miradas cómplices y esa arruga en su frente me decía que pensaba lo mismo que yo.
—Buenas tardes… me permite pasar
El ruido metálico de los bancos de laboratorio, el bullicio excitado y las indicaciones de Monrrow se vieron interrumpidos por esa suave voz aterciopelada. Todos en la clase nos volvimos, maldije en mi fuero interno ¿Cómo podía ser posible que estuviera allí? Engel Jackocbsob ahora se dedicaba a hacerme la vida imposible, eso era seguro, pensé en algo malo que le hubiera hecho, a parte de insultarle el día anterior ¿acaso disfrutaba el destino verme en situaciones embarazosas? Mi respuesta fue afirmativa, eso le resultaría gracioso a cualquiera: ver a una tonta adolescente sufriendo pánicos inexplicables por la presciencia de un simple muchacho “perfecto”.
— ¿Por qué llegas tarde? —Preguntó la señorita Monrrow tajante— y… ¿Por qué te presentas hasta el segundo día? No recuerdo haberte visto ayer…
—Llego tarde porque… me perdí, una persona desconsiderada me ha dejado abandonado en una selva —admitió avergonzado y sentí sus fríos ojos posarse en mi mientras se esforzaba por contener una sonrisa— soy nuevo, aún no conozco la escuela… y ayer no vine porque tuve que salir antes, asuntos personales.
—Claro, claro tú debes ser… —dijo la profesora mirando la lista— “Jachopso”… bien, entra; pero que sea la última vez que llegas tarde.
—Esta bien, y se pronuncia “Yeik-cocb-sob” —aclaró él mientras entraba
Todos lo veíamos y a él simplemente no le importaba, a veces daba la impresión de que disfrutaba el efecto de asombro que causaba en los demás; se recargó en la pared y mantuvo la vista al frente sin reparar en nadie.
Los primero diez minutos la profesora se la pasó ordenándonos por equipos de dos, aún quedábamos unos cuantos, entre nosotros Engel; Travis ya había sido asignado con alguien que no era yo; su nuevo compañero de equipo era Justin Green, un chico un poco aterrador e intimidante.
—Crawforth, a la mesa seis
Caminé por el pasillo hasta la mesa seis, era la última del pasillo lateral izquierdo, me senté en el banquito alto y esperé que nombrara a mi nuevo compañero de equipo, desvié mi vista directo a Engel, aún seguía entre los posibles candidatos. Los ojos de él estaban clavados la pequeña caja de donde la profesora había estado sacando los nombres al azar, permanecía concentrado en ella y como si de eso dependiera mi vida también clavé vista en la caja.
—“Engel no… Engel no” —supliqué en voz baja cerrando fuertemente mis párpados
—John…—sonreí triunfante soltando una exhalación de alivio, me había tocado con Elisa Johns— ¿Eh? No… Jackocbsob… —la voz de la profesora sonó confusa— Jackocbsob y Crawforth, equipo número seis…
Di un salto, no podía ser posible ¿Por qué todo lo malo me pasaba a mí? Me hundí furiosa en mi asiento y golpeé mi cabeza contra la superficie fría de la mesa. No escuché sus pasos venir, pero, en ese instante sentí un escalofrió, se había sentado ya a mi lado y no había marcha atrás.
— ¿Estas bien? —escuché el susurro de su voz en mi oído izquierdo.
Me incorporé lentamente hasta encontrar mi rostro tan cerca del suyo, moví mi silla hacia el lado contrario, quería alejarme de él ya no lo soportaba, descargas eléctricas me paralizaban, me sentía encerrada en una muy pequeña burbuja a merced del peligro.
Me alegré de no tener que contestarle, justo en ese momento la profesora Monrrow comenzó la clase y pidió silencio absoluto, volteamos al frente y empezamos a tomar apuntes de la pizarra, él terminó de inmediato, dejó sus cosas sobre la mesa, luego comenzó a hurgar en su mochila y sacó una bolsita de chocolates, la abrió silenciosamente y empezó a comer con disimulo. Seguí escribiendo ignorando lo que hacía, cuando terminé faltaba poco para salir, no había mucho que hacer por lo me puse a jugar nerviosa con mi lapicero, de pronto este saltó a su parte de la mesa; Engel lo tomó y me lo devolvió, fue entonces cuando me di cuenta que se había arremangado las mangas de la camisa hasta los codos. Con su mano izquierda me tendía el lapicero, tenía pensado tomarlo pero mi mano temblaba y mi mente había quedado en shock; una venda cubría parte de su antebrazo derecho, eso solo era coincidencia me dije a mi misma, no tenía nada que ver con lo que yo estaba imaginando. ¡Aquello no fue real, solo una pesadilla! Me regañe.
— ¿Tomarás el lapicero o piensas regalármelo? —inquirió de pronto rompiendo mis pensamientos.
Lo tomé, casi se lo arrebaté. No levanté la vista de su brazo, quise, pero no pude.
—Quieres chocolates ¿verdad? —preguntó riendo.
Negué con la cabeza.
— ¿Qué… te ha… pasado? —le pregunté toscamente casi sin aliento—tu brazo
Su rostro se tornó serio, palideció un poco y desvió la vista hacia el frente, tragó saliva y tomó un chocolate de la bolsa.
—Te dije que me había peleado con mi hermana— se limitó a responder con naturalidad
— Y que más—le urgí casi desesperada
Se puso de pie de un brinco y se apresuró a salir; el laboratorio ya se estaba vaciando así que yo también metí las cosas desordenadamente en mi mochila y lo seguí, ahora intercambiábamos papeles, que ironía, el huía y yo lo seguía. Escuché que Travis me llamaba pero no le hice caso, aquello era más importante para mí.
— ¡Espera! —Le grité deteniéndolo del brazo— ¿Qué ocultas?
—Nada— contestó librándose de mí fácilmente, siguió andando. —mejor mantente alejada…
Se había detenido a un metro; también me detuve, no le entendía, su reacción era extraña, primero pedía un tregua y ahora me ordenaba que me alejara, tampoco lo quería cerca de mí, pero no entendía su reacción, si no ocultaba nada porque huía.
— No te entiendo…
— Has lo que te digo Crawforth… — se dio la vuelta y retrocedió encarándome de frente, luego bajó la voz a un ligero murmullo. —No me soportas y yo a ti tampoco; solo mantente alejada de mi. Te odio.
Rió socarronamente y alzó la voz pretendiendo que quienes se encontraban a los alrededores lo escucharan siendo testigos de la tregua rota.
— ¿A caso pensaste que seríamos amigos? —Preguntó con un dejo de sarcasmo en su voz— ¡Que Ridículo! ¡Que tonta!
—Lo que menos deseo es tu amistad, personas como tu no valen como amigos—me defendí decididamente— En realidad vales mucho menos de lo que piensas…
—Que bueno que me veas de esa forma. 



13 Comments to “3. Descubierto.”

  1. OHH xfiin^^
    m da mucha alegria saber k ya has puesto el tercero,
    luego lo leere k ahora me voy al instituto,
    SIGUE AASII!

  2. Anónimo says:

    gracias por seguir =)!.
    Le recomende tu historia a una amiga. Espero que actualizes pronto nuevamente ^^!...

    Paulina...

  3. elsapito says:

    me quede con ganas de mas!! >.<

    saludos!

  4. Anónimo says:

    Holas!
    supongo que soy una nueva comentarista xD
    Me gustó mucho como escribes, y la trama que hay hasta ahora.
    Continúa =D
    ya quiero leer lo que sigue ^^
    saludos...

  5. Anónimo says:

    ohhh, que geniiaal,
    graicas x escribiir.
    Esperoo el siguiente prontoo^^

  6. Anónimo says:

    hola
    esta muy bueno este capitulo, y estoy totalmente de acuerdo con anne, engel es detestable...jeje, y que bueno que por fin hayas publicado este capitulo, muchas personas estabamos ansiosas por leerlo.
    felicitaciones, te quedo muy bien.
    saludos!!

  7. Iris says:

    oh ...
    muy bueno xDD
    me gustan los cambios. quimica es mejor
    me gusta mucho la historia
    y ahora los capitulos avanzan mas rapido y vas a tener q continuarla obligado!
    hace tiempo no veo nada nuevo
    Engel es un idiota :D
    se cree tan perfecto ¬¬ espero q le duela el corte q tiene en el brazo

    Travis es un AMOR!!!
    lo amo cada vez mas
    tan comprensivo, buen amigo ...
    y el chiste del patito ... un exito xD
    estoy pensando en que deberias anunciar mi club cmo oficial xDD
    (aunque seguiriamos siendo solo yo y mi gemela ... pero= )

    "solo quería que Drew se retorciera en su propia ira y se tragara sus palabras, una a una"
    si ... todavia me gusta Anne xDD
    idola Nº 25.534.234... :D

    bueno ...
    esta genial y ...
    espero q no tardes mucho cn la siguiente.
    cuidate hermanito. BYE!!

    *uh. quedo un poco largo*

  8. Anónimo says:

    GENALISISIMOO *O*

  9. Anónimo says:

    Exx!!!! esta buenisima!!! como siempre...jajaja :P

    Att: Su!

  10. Unknown says:

    buenisima Ex!!!! jajaja sigue asi!

  11. Anónimo says:

    para cuando el siguiente?

  12. Fascinante, es una historia muy interesante, realmente esta muy buena, felicidades.

  13. Maysu says:

    Cada vez me sorprendes más.... es inevitable no quedar encantada con lo que escribes. Logras que todas las líneas se pasen a escenas en mi mente, es definitivamente genial!!.

    Ahora, por qué de un momento a otro el cambio de Engel? fue un descuido de su parte que quedara a la vista su antebrazo?

    Creo que hoy me leeré dos cap, jeje había quedado leer uno diario, pero no creo que aguante hasta mañana. A la tarde leeré el cuarto y veremos qué novedades me tienes.

    Me gustaría que me dijieras si has leido o no mis comentarios, oki? solo deja un mensaje: recibidos ok, jajaj o algo así.

    Bueno, sin mas que agregar, solo que me enamoré de tu historia.

    maysu

Leave a Reply