Travis suspiró aliviado y me devolvió la sonrisa, Andrew y Kat también sonrieron satisfechos, volviendo a acomodar sus armas como si estuvieran listos para atacar en cualquier momento a nuestros enemigos. La ira se mostró más evidente en el rostro de la demonio, y, entonces hizo aparecer un látigo en cada mano y los blandió rompiendo el aire con un sonido ensordecedor. Luego, rugió guturalmente algo en un idioma extraño.
Todos abandonaron sus posiciones defensivas para lanzarse al ataque.
Y pensar que besé a esoexclamó Travis poniendo cara de asco.
Valerie fulminó a Travis con una mirada asesina y de un salto se elevó en el aire viniendo en nuestra dirección; al mismo tiempo Engel saltó sobre sus pies alcanzándola en pleno vuelo embistiéndola con su cuerpo. Al otro lado, la nube de polvo en el fondo pareció disiparse cuando un grupo de criaturas emergió de ella obligándonos a desviar nuestra atención de la pelea que se suscitaba entre Engel y Valerie.
Todos, al mismo tiempo nos armamos de valor y corrimos escalones abajo al encuentro con las criaturas que parecían haber salido de nuestras propias pesadillas, nos doblaban en número, y eran amedrentadores. Literalmente: estábamos condenados. Con sus pieles marrones, rojas o negras, ojos negros, vacíos, o rojo ardiente; algunos de ellos alados con un par de cuernos de ónice como los que coronaban la cabeza de Valerie, otros más también tenían colas llenas de pinchos afilados igual que sus dientes y garras. Sólo tenían una cosa en común: todos y cada uno de ellos despedían el mismo aroma a podredumbre y muerte.
Uno de los demonios saltó sobre mí mostrándome los dientes como una criatura furiosamente hambrienta, blandió una espada que chocó contra la mía haciendo que surgieran chispas, mi cuerpo vibró y cada uno se apartó del otro debido a la fuerza del choque. Me devané los sesos recordando las lecciones de Liam en el sótano de la tienda de antigüedades, escuchaba su voz rígida y autoritaria diciéndome cada una de mis fortalezas mientras yo observaba los músculos tensos bajo su camisa negra. Maldije en mi fuero interno, si salía de ésta tendría que recordarme no ser tan estúpidamente superficial.
El demonio se lanzó nuevamente sobre mí desgarrando el viento a la par con sus garras y el filo de su arma haciéndome retroceder. Tomé la empuñadura de mi espada con ambas manos y mucha fuerza; segura de mí misma salté en el aire. Vi el suelo alejarse no unos cuantos centímetros, sino muchos, mis piernas se encogieron y giré en una maroma pasando por encima de la criatura cortándole la cabeza limpiamente. Y, cuando me di cuenta del efecto de la gravedad era demasiado tarde, estaba más cerca del suelo y no tenía idea de cómo aterrizar, caí dando vueltas en el piso hasta que uno de los escalones me detuvo y mi cabeza golpeó contra la roca. El mundo empezó a girar extrañamente, los sonidos se desvanecieron y algunos puntos negros estorbaron en mi visión; mi mano soltó la espada que me había empeñado en no perder. Escuché mi nombre en algún lugar y cuando mi cabeza dejo de dar vueltas era demasiado tarde, otro demonio volaba hacia mí para terminar lo que el otro había empezado.
Tragué saliva buscando a tientas recuperar la espada sin poder apartar la mirada del monstruo alado; repentinamente éste se paralizó en pleno vuelo antes de estallar en destellos y cenizas, dejando únicamente un desagradable olor a basura quemada en el ambiente. Miré atónita a mí alrededor descubriendo a Andrew varios metros más allá con una amplia sonrisa en un rostro lleno de alivio y aún en posición de tiro.
Tomé aire y jadeé.
Volví a asir con firmeza la espada ignorando el dolor en mi brazo herido, poniéndome de pie para ir a buscar otro enemigo. Andrew ya se había echado a correr en mi dirección, cuando vi un demonio surgir de exactamente no sé donde y abalanzarse sobre él.
¡Andrew, cuidado! Grité con voz estrangulada.
Corrí presionando a mis piernas a moverse más rápido; corría tanto como podía pero el demonio fue más rápido.
Me detuve saltando hacia atrás cuando una columna de piedra se desplomó delante de mí casi aplastándome por poco. El muro se volvió añicos repartiendo trozos de mármol de todos los tamaños por todo el suelo, me cubrí el rostro con los brazos cuando una nube de polvo chocó contra mí. Saboreé de mala gana la tierra sobre mis labios secos y me restregué los ojos para recobrar mi visión; abrí la boca en forma de “o” cuando vi como el demonio tomaba a Andrew de una pierna y lo balanceaba antes de lanzarlo contra la columna más cercana a ellos dos. Lo escuché soltar un alarido de dolor cuando su cuerpo chocó contra la pared y luego se venía abajo como en cámara lenta; miré anonadada y desesperada pero no era el momento de quedarme paralizada a lloriquear sin saber que hacer, yo había decidido pelear y ahí estaba en medio del infierno que apestaba a sus demonios. Salté las piedras más grandes que se habían convertido en obstáculos y seguí adelante para enfrentarme al demonio que desvió su mirada hacia mí, mostrando sus afilados dientes complacido de tener una nueva victima.
Metí una mano en uno de de los bolsillos de mi pantalón y saqué la última bomba de agua bendita de Sophie que me quedaba, no era como una granada que explotaba quitándole el seguro, era diferente, me limité a lanzarla contra el demonio acertando en su horrible y monstruoso rostro. La criatura se echó hacia atrás rugiendo feroz y dolorida, percibí que salían unas volutas de humo gris allí donde el tubo de vidrio se había roto; sin esperar a ver que más sucedía me lancé hacia delante y clavé la punta de la espada en su pecho, una, dos, tres veces antes de que explotara bañándome con sus cenizas.
Me quedé mirando en estado de shock el lugar donde la bestia había desaparecido. Pegué un saltito al recordar a Andrew, recogí su arco del suelo donde lo había dejado caer, era más pesado de lo que aparentaba; después, corrí hacia el montón de escombros que dejaba ver parte del cuerpo magullado de Drew boca abajo, sin moverse, no era una vista que me agradara, el estómago se me contrajo sólo de pensar en la peor de las conclusiones. Me dejé caer al suelo, a su lado. “Que esté vivo, que esté vivo” pensé quitándole de encima las rocas y lanzándolas con furia lo más lejos que podía, como si ellas tuvieran la culpa de todo. Lo tomé de los hombros y le di la vuelta,  lucía fatal, el color de su piel estaba tan blanca como el papel, contrastando con las magulladuras sangrantes y rojas, sus ojos estaban cerrados como si durmiera y su ceño ligeramente fruncido como estuviera teniendo una pesadilla, pasé una mano por sus cabellos ondulados que ahora estaban grises llenos de tierra.
Soltó un débil gemido y suspiré de alivio.
Mi pierna… balbuceó débilmente sin abrir los ojos.
El corazón me dio un vuelco, nunca me había alegrado tanto de escuchar su voz, es decir, se trataba de Andrew ¿cuántas veces me había imaginado a mí misma lanzándolo por los aires, estrangulándolo, decapitándolo, e incluso cortándolo en pedacitos? Incluso, tenía bonitas representaciones gráficas de esos acontecimientos en la parte trasera de mis cuadernos de notas. Daba la impresión de que había pasado una eternidad desde la última vez que nos habíamos peleado. Había escuchado que la vida era como una montaña rusa, con subidas y bajadas, pero en ese momento pensé, que era mentira. La vida no iba de arriba abajo, sólo daba giros inesperados, no como en las montañas rusas, sino como lo que es la vida realmente: una cuestión relativa sin comparación alguna. Hace seis meses no se me habría ocurrido que el chico que me escupió cruelmente en la cara que alguien como Engel Jackocbsob jamás se tomaría en serio a una chica como yo, me salvaría la vida exponiendo la suya propia.
Mi mirada bajo de su rostro a su pierna derecha, apreté los labios y contuve la respiración,  tenía una fea herida sangrante que se veía a través de una buena franja de su pantalón roto, no sabía que era peor, si la forma extraña que ahora tenía su pierna o la piel abierta mostrando el músculo, supurando sangre ¿Eso blanco era su hueso?
Me llevé la mano a la boca temiendo vomitar sobre él en cualquier momento.
¡¿Qué?! Gritó él sobresaltándome. No me había dado cuenta que me había estado mirando¿Por qué la cara?
Nada, está bien… sólo… pinché con la punta de mi dedo el raro bulto donde no estaba la sangre y donde aún la tela de la prenda desgarrada le cubría. Él gritó con ganas. Me parece que está rota.
Soltó un suspiro que más bien sonó como un gemido.
¿Por qué siempre soy yo quien tiene que salir volando por lo aires y terminar con algo roto?
Por imbécilmascullé.
Levanté la mirada paseándola rápidamente por la cámara para asegurarme de que ningún demonio estuviera cerca. A la pelea de Engel y Valerie se había unido otro demonio, por lo cual él ahora se encargaba de los dos al mismo tiempo, pero era ágil peleando, como si fuera algo que hacía a diario y que además, disfrutaba; antes de que apartara la mirada el otro demonio estalló cuando Engel le atravesó el pecho con su mano y le sacó el corazón… repugnante. Donde antes había estado el arco de la entrada, Liam, Katherine y Sophie luchaban con cuatro demonios a la vez, les rodeaban pero no parecían tener demasiadas dificultades para encargarse de ellos. Travis era el que se encontraba más cercano a nosotros, luchando con el solo contra un demonio. Una oleada de envidia me recorrió el cuerpo, me estaba perdiendo la acción… ellos peleaban mi lucha mientras yo estaba allí mirando únicamente, pero no podía dejar a Andrew allí, desangrándose, mientras yo descargaba mis deseos de exterminar demonios.
Le ayudé a sentarse apoyándose de mí, sin embargo, fue una mala idea. El poco color que le quedaba a su piel desapareció cuando pudo ver su herida, y en sus facciones se pudo apreciar el horror de lo que veía, ni siquiera yo estaba segura de dónde sacaba el valor para no apartar la mirada de la cosa desagradable, debía ser causa del shock.
Unas arrugas cubrieron su frente mostrando su desesperación.
Yo puedo arreglarlo…tragué saliva.
No, escuchaste a Liam… me detuvo.
Pero no voy a dejar que te desangresle reté, me salvaste la vida dos veces en un día, es lo menos que puedo hacer.
Drew negó con la cabeza, sosteniendo mi brazo con firmeza.
Al menos respeta mi última voluntaddijo con gravedad, como si lo estuviera diciendo en serio.
¡No te vas a morir, idiota! Es sólo sangre y un hueso roto. A todo el mundo le pasa…
Me mordí el labio inferior. Dudaba que todo el mundo pasara sus domingos peleando con una horda de demonios, ya sabes, sólo para pasar el rato ya que los domingos son el día mas aburrido de la semana. Andrew me miró alzando las cejas como si leyera mis pensamientos y arqueó una ceja.
¿Necesitan ayuda? Travis llegó hasta nosotros.
Me volví hacia él, ahogué una exclamación de sorpresa al ver un corte que cruzaba su mejilla derecha y un hilillo de sangre resbalaba por un costado de su rostro desde su ceja izquierda.
Estoy bienbufó interpretando mi mirada. ¿Qué sucede aquí?
Drew tiene la pierna rota y…
¡Wow! Exclamó Travis dramáticamente cuando vio la herida ¿Eso es tu hueso?  Creo que tu carrera como futbolista terminó, amigo. Has perdido tu única oportunidad de ir a la universidad.
¡Travis no es momento para bromas!
—Sólo trataba de quitar la tensión al ambiente; Sophie lo dejará como nuevo. Capté un tono soñador en su voz cuando pronunció el nombre de la chica. Ya casi hemos terminado con todos, esto resultó más fácil de lo que pensé…
Travis se quitó la chaqueta y la desgarró con una daga para hacer con la tela un torniquete, de pronto parecía serio como si hubiera hecho aquello cientos de veces.
Sustituye  a Sophie… necesito que venga.
Asentí con firmeza. Recogí la espada del suelo y empecé a correr en aquella dirección donde el pequeño conjunto de demonios, ahora tres, rodeaban a mis amigos.
Quédate quietola voz de Travis se quedaba atrás.
Andrew soltó un grito desgarrador que me puso los pelos de punta obligándome a apresurarme. Dejé de escucharlos cuando el sonido de la batalla se intensificó y llegué hasta ellos uniéndome al grupo justo al lado de Sophie combatiendo con ella con el demonio que tenía delante,
¡Ve con Travis! alcé la voz sobre el sonido del choque de mi espada con la piel dura de nuestro oponenteAndrew te necesita…
Sophie intercambió una mirada de curiosidad conmigo por una fracción de segundo.
¡Ve! le urgíYo me encargo.
La pelirroja asintió al notar mi desesperación, y usando sus alas, elevó el vuelo para alejarse. El demonio rugió molesto y se volvió hacia Sophie negándose a dejarla escapar; fruncí el entrecejo sintiendo una oleada de enojo porque él actuaba como si yo no existiera: o era muy estúpido, o me creía tan insignificante. Una de las reglas de combate que Liam me había enseñado, era a aprovechar cualquier momento de distracción del enemigo, por lo que tomé esa oportunidad para enterrar la espada entre un par de huesos  lo definiría como sus omoplatos que sobresalían de la espalda del demonio. Saqué la espada de su cuerpo, bañada en un líquido carmesí muy oscuro y viscoso, antes de que se volviera hacia mí mirándome con ojos asesinos clamando venganza. La criatura se lanzó al ataque aullando algo en un idioma desconocido, dio zarpazos al aire, uno de ellos me alcanzó a la altura del abdomen rasgando la blusa y dejando un tajo poco profundo a través de la tela rota que se mojó en mi propia sangre pero la adrenalina impedía que pensara siquiera en ello, ni siquiera sentía el dolor o esa sensación de ardor posterior a una herida recién abierta. Trataba de alcanzar su cabeza pero era al menos medio metro más alto que yo, mi espada sólo le alcanzaba hasta la altura del pecho.
El demonio se las arregló para despojarme de mi arma que salió disparada un par de metros lejos de mí, como si fuera un simple y frágil cuchillo de cocina. Miré anonadada mis manos vacías ¿Qué haría ahora? Me pregunté desesperada ¿morderlo? Pero, antes de que decidiera la respuesta, una cuchilla curveada salió del pecho del monstruo donde se suponía debía estar su corazón, partiendo su piel por la mitad, éste abrió sus ojos rojos de par en par, sorprendido y se desplomó en el suelo antes de estallar, cuando Katherine retiró la lanza de su cuerpo.
La mirada de Kat estaba clavada en la cuchilla cubierta de sangre, la observé para darme cuenta de que algo había cambiado en ella, su rostro que era casi siempre como el de una esponjosa criatura tierna, ahora estaba cubierto por una máscara de fortaleza y determinación, ligeramente anonadada, como si no creyera que ella había hecho desparecer al demonio, como si aún no pudiera comprender que era real y no un juego. Relajó su postura y colocó la lanza en forma vertical apoyándola en el suelo, se limpió con el dorso de la mano la frente sudorosa que quedó manchada como si hubieran pasado una tiza oscura de lado a lado de sus sienes.
¿Aún piensas que fue mala idea que viniéramos? dijo finalmente en tono jocoso.
Suspiré, por un momento había pensado que ya no quedaba nada de la antigua Katherine, pero después de escuchar su voz como si nada hubiera pasado, me di cuenta que simplemente había madurado un poco. Todos habíamos madurado: Travis, Katherine, Andrew y yo.
Negué con la cabeza.
Me alegra que estén aquísonreí.
Aparté la mirada de mi amiga sólo para ver como Liam giraba sobre sí mismo atravesando con sus alas el cuerpo del demonio con el que estaba combatiendo como si fueran una afiladas cuchillas, las plumas blancas se mancharon de esa oscura sangre pero el ser terminó hecho cenizas. Nunca había imaginado que las alas podían ser utilizadas como arma, siempre las había visto hermosamente estéticas, sólo parte de la indumentaria para ser legalmente cercano a un ángel, o para volar por los cielos, pero aquello era mucho más fantástico. Deseé tener unas y no envidiar las de los demás.
No logré apartar la mirada de Liam, observarlo me hizo estremecer cuando un escalofrío recorrió mi columna al analizar los rasgos impasibles y severos de su rostro, los músculos de sus hombros, brazos y torso completamente tensos; era una imagen no del Liam severo que se dedicaba a enseñarme algunos trucos, si no de un Liam letal, desconocido para mí. Mis ojos se encontraron con los suyos, que estaban brillantes como la plata, como si sus iris poseyeran luz propia irradiando tenacidad, fortaleza e ira. Él avanzó hacia mí, y por alguna razón retrocedí insegura, asiendo firmemente la espada en mi mano derecha, sintiéndome amenazada por uno de mis amigos.
¿Estás bien? dijo con seriedad.
Sus dedos tocaron superficialmente la venda improvisada atada a mi brazo y luego su mano subió hasta mi frente; el dorso de ésta se deslizó y sentí el calor de su mano presionar en un punto que me provocó un punzante dolor. Levanté la mirada alarmada y vi su mano manchada con lo que supuse era mi sangre.
Lo estoy. dije alejándome otro paso de él. No es nada.
Su ceño fruncido se relajó y su mirada se volvió nuevamente noble, sin ningún rastro de amenaza, de pronto, se había transformado completamente de una criatura asombrosa y mortífera a un chico simple, sincero y noble.
Sonreí.

¡Travis!
El alarido que llamaba con desesperación a mi mejor amigo hizo desaparecer la tranquilidad que había llegado repentina y fugaz a abrazarme y envolverme con alivio, obligándome a olvidar sólo por un momento dónde me encontraba, a sentir que pronto estaríamos todos en casa, recordando dicha batalla como una anécdota interesante para el resto de nuestras vidas. El corazón me dio un vuelco y algo subió por mi garganta provocándome la sensación de querer vomitar pero sólo era eso, una desagradable sensación, porque cuando abrí mi boca lo único que salió de ella fue una exclamación ahogada por el temor.
Mi cabeza giró precipitadamente haciéndome daño, mis ojos fueron de un lado a otro, no había demonios, la sala estaba destrozada, en ruinas, como si hubieran pasado siglos desde la última vez que los pilares de mármol habían estado de pie, ó el mausoleo imponente esperando por algún sacrificio; apenas quedaba rastro de eso, pues la mayoría de los pilares habían caído, había escombros regados por todas partes, llamas ardían ligeramente en la entrada de la cámara y las escaleras a la otra sala estaban resquebrajadas con enormes huecos en medio como si un ser fuerte y furioso hubiera lanzado rocas gigantes contra los peldaños.
Donde Travis había estado la última vez que le vi, sólo veía el cuerpo de Andrew contra el suelo, desde allí parecía inerte, pero cuando enfoqué mejor la vista noté que su pecho se movía irregular y rápido de arriba abajo. Después, localicé a Sophie, no lejos de Drew, de pie vuelta en la dirección contraria y frente a ella Valerie Jackocbsob sostenía a Travis con una daga en su cuello. “No, no, no” pensé, y el alma se me vino a los pies teniendo una sensación de dejavu. “Esto no puede estar pasando” No era el mismo escenario pero la situación lo era y no me gustaba nada la conclusión que en aquella ocasión había tenido.
Sin pensarlo dos veces, mis piernas se movieron automáticamente y corrí tan rápido como si el mismo Gabriel me estuviera persiguiendo, salté los escombros y esquivé otros cuantos para llegar allí, a lado de Sophie. Valerie parecía fuera de si con los ojos abiertos de par en par fuera de sus órbitas y aunque tenía el aspecto de un monstruo demente, cuando esbozó una amplia sonrisa que mostraba todos sus dientes serrados, lució macabra.
Nos tenía donde quería y la vida de Travis estaba en peligro pero él no parecía consciente de ello, en cambio, su significativa mirada castaña reflejaba pena, pidiendo disculpas por haber sido tan torpe para que Valerie lo tomara de rehén. Fruncí el ceño porque me molestaba que se echara la culpa por algo tan estúpido, por algo que le hubiera podido pasar a cualquiera.
¿Vas a matarme, Val? inquirió Travis entre dientes, escupiendo una risa estrangulada.
No es nada personal, cariñomusitó ella y besó la mejilla de Travis—sabes que siempre me has encantado… de verdad, pero si esta es la única forma de tener lo que quiero, así será.
Por favor, Vaethe… dijo Sophie con voz suplicante. Sufría.
Tiren todos sus armas al sueloordenó mirándonos con sus feroces ojos rojos ¡Que lo hagan!
Mi espada se deslizó súbitamente a través de mi mano y cayó con un fuerte sonido metálico, miré, Sophie, y detrás de mí Kat y Liam también estaban desarmados. Alejado de los demás, Engel se mantuvo impasible; fruncí el ceño, repentinamente furiosa por su egoísmo.
¡Tíralas! Le grité, ordenándole. ¡Matará a Travis si no lo haces!
Engel puso los ojos en blanco y dejó caer su par de espadas, intercambió una rápida mirada conmigo que le devolví con odio, a él no le importaba Travis, sus ojos decían aburridamente que lo mataría de todas formas, aunque hiciéramos lo que ella dijera. Yo sabía que era cierto pero no me iba a resignar a perder a mi mejor amigo antes de haber luchado, ni siquiera debería estar pensando en perderlo, no iba a pasar.
Dimedijo Valerie ¿Cuánto vale su vida, Zaphirel?
Para mí la respuesta era bastante obvia, para mí la vida de Travis tenía un precio incalculable y ella lo sabía.
Dime, Sophielcontinuó en el mismo tono de voz perverso ¿Hasta dónde es capaz de llegar un ángel para proteger a su humano, o mejor aún, a el amor de su vida? Rió cuando captó la expresión boquiabierta de Sophie. Los descubrí… ¿No está eso prohibido? Creo que a alguien le quitarán el orgullo, dicen que la caída es tan dolorosa… espero estar allí para ver como tu propia miseria te consume. —Volvió de nuevo  a mirarme—Entonces, te quedarás mirando o te entregarás de una vez.
¡No lo hagas, Anne! saltó Travis.
La cuchilla de la daga de Valerie pareció hundirse sobre la piel de Travis, y un hilillo de sangre resbaló por un costado.
¡No! Grité dando un paso hacia delatante ¡Detente!
¿Te entregarás?
Me mordí el labio inferior y por inercia miré uno a uno los rostros de los demás. A mi derecha, Andrew tenía el ceño fruncido y los dientes apretados, reflejando odio hacia Valerie y preocupación por Travis por encima de su expresión dolorosa; Sophie ya no podía parecer un ángel tranquilo y valiente, su entrecejo tenía un par de arrugas que reflejaban tanto dolor como si fuera ella quien estuviera cautiva y no Travis, tenía los ojos vidriosos y pesé que empezaría a llorar en cualquier momento, verla tan quebrada hizo que un nudo apareciera en mi garganta. Al otro lado izquierdo Katherine tenía dibujada un expresión conmocionada, su boca estaba abierta ligeramente en forma de “o” y sus brazos abrazaban con fuerza su torso; Liam me miraba y negaba lentamente con la cabeza, él no estaba del todo preocupado por Travis, odiaba a Valerie por usarlo en mi contra, y en su mirada había un extraño brillo que me decía que estaba pensando en un plan, que no tenía de que preocuparme; por otro lado, Engel estaba cruzado de brazos, recargado contra uno de los pilares que aún estaba de pie, aparentaba despreocupación y miraba hacia otro lado, como si nada más le importara que observar las paredes, las rocas, cualquier nuevo detalle que adornaba la cámara, era como alguien que estaba allí cuando debería estar en cualquier otro lado haciendo cualquier otra cosa.
“No lo hagas” Su voz profunda se abrió paso en mi cabeza, con seriedad. “La vida del humano no es nada comparado con lo que sucederá si lo haces…”
¡No dejes que ellos influyan en tu decisión, Zaphirel! bramó Valerie haciéndome suponer que ella había escuchado también lo que Engel había dicho. Aparté la mirada de él y la volví hacia la chica. Hagamos esto en privado.
Por alguna razón volví de nuevo la mirada a Engel, en busca de un consejo, en busca de ayuda, pero él ya no estaba. Y cuando giré nuevamente mi cabeza hacia Valerie ella subía de espaldas los peldaños irregulares arrastrando a Travis consigo.
Y todo lo demás ocurrió demasiado rápido.
¡Suéltame! Gritó Sophie.
Engel abrazaba por detrás a su hermana pequeña con tal fuerza que ella no podía librarse por más que se esforzara.
Nephilimdijo Engel pero no me miraba a mí, se dirigía hacia Liam. No la dejes ir ¡Muévete!
Pero yo ya estaba saltando los escalones uno a uno. Sentía a Liam detrás de mí corriendo, pisándome los talones; salté los últimos dos peldaños y derrapé en el suelo de la sala, la sangre golpeaba mis oídos, mi corazón martilleaba mi pecho y mis pulmones reclamaron aire. Respiré una boqueada y me levanté del suelo de un salto sin evitar no mirar a mis espaldas, esperando a Liam, lista para atacarla por meterse en mi camino, pero el suyo había sido bloqueado por una barrera de fuego que empezaba en el ultimo escalón, alzándose desde el suelo hasta el techo, como una cortina de llamas naranjas por la cual podía ver sólo el rostro distorsionado y frustrado de Liam.
Los híbridos deberían aprender que significa: privadocanturreó Valerie, con diversión.
Aparté la mirada de Liam y me puse frente a ella, varios metros más atrás. El calor de la barrera de fuego golpeaba mi costado, sofocándome; el sudor ardiente recorrió mi rostro. Mis ojos estaban fijos en los de Travis, su nobleza aún se reflejaba a través del miedo, intentando tranquilizarme pese a no ser yo quien estaba con la garganta pegada al filo de una daga en la mano de una desquiciada que vivía para matar.
“No te entregues, no por mi” fue como si lo hubiera dicho en voz alta, pero sus labios no se habían movido. Yo estaba dentro de sus pensamientos, los cuales eran tan intensos que sonaban con demasiada claridad en mi cabeza.
¿Cómo se atrevía siguiera a pensarlo? No iba a dejarlo morir, no iba a intercambiar su vida por la mía, era injusto, ni siquiera era el problema de él. No obstante, mientras me enfurecía interiormente con Travis por siquiera pensarlo, algo dentro de mí me decía que su muerte no era nada comparada con el caos que se desataría si me entregaba, como lo había planteado Engel… aunque él fuera el ser más inhumano y sin sentimientos que jamás había conocido.
“A veces debemos sacrificar lo que mas queremos” Volvió a susurrar Travis en mis pensamientos.
—No… —Respondí a Valerie. La voz salió quebrada, ahogada por el nudo en mi garganta. —No lo haré… A veces, debemos sacrificar lo que más queremos…
Las lágrimas desbordaron mis ojos que cerré con fuerza porque me resultaba humillante que ella me viera llorar; las cálidas gotas resbalaron por mis mejillas cosquilleándome la piel. Allá, al otro lado de la barrera de fuego los gritos de Andrew, Kat y Sophie aunque no comprendía lo que decían apuñalaron mi corazón, les estaba arrebatando algo demasiado valioso para ellos. “Es mi mejor amigo, el único amigo verdadero que tengo” había dicho Andrew. El compañero de bromas de Kat cuando Drew y yo nos volvíamos un par de ogros. La forma en que Sophie lo miraba, su protegido… ella lo amaba incondicionalmente a pesar de ser un humano, a pesar de que estaba prohibido.  
¿Así que no te importa lo que le haga? dijo Valerie entre dientes, evidentemente furiosa, sin estar de acuerdo con mi respuesta.
“No importa lo que haga, no cedas”.
Negué lentamente con la cabeza.
Veremos si cambias de opinión, Zaphirel. Abre bien los ojos porque el espectáculo no se volverá a repetir.
Sus garras se cerraron sobre los risos castaños de Travis y tiraron de su cuero cabelludo hacia atrás, él hizo una mueca de dolor pero sonrió a su captora con calidez, sólo como Travis sabía hacerlo en los momentos más difíciles, esa sonrisa que me había borrado la tristeza de la cara y secado las lágrimas incontable cantidad de veces, no podía hacerlo ahora.
“Estaré bien” pensó Travis con cierto humor. Quise gritarle “¡Nadie está bien cuando muere!” pero me contuve, además las palabras no podían salir de mi boca, me había quedado repentinamente muda.
Empezó a arrastrarlo en dirección a la barrera de fuego, cerré nuevamente los ojos y abracé con fuerza mi dorso; los abrí de golpe cuando escuché a Travis proferir un alarido de dolor a través de su mandíbula apretada. Ella, sostenía el brazo de él obligando a que su mano derecha se mantuviera dentro del fuego, luego la retiró y lo lanzó al suelo dónde él se retorció de dolor y mientras lo disfrutaba dejó su daga allí hasta que ardió al rojo vivo. Se deslizó encima de él como si estuviera seduciéndolo, lamió el cuello con la punta de su lengua y lo apuñaló en el brazo haciendo que volviera a gritar, ésta vez con mayor fuerza, luego lo apuñaló una vez más en el muslo izquierdo donde inició un juego demencial retirando la daga y volviéndola a hundir en la carne de él.
Me maldije a mí misma ¿Cómo podía quedarme allí parada mientras lo torturaba? ¿Por qué no podía sentir la suficiente debilidad para lanzarme entre la daga y el cuerpo magullado de Travis? ¿Por qué no me sentía tan mal como se supone que debía sentirse una persona que observa como asesinan a su familia?
¿Aún no es suficiente para ti, Zaphirel? Se detuvo. Soltó una carcajada amortiguada por los gritos de dolor de él ¿Sabes, cariño? Siempre me encantaron tus ojos… ¿Cuál te saco primero?
Alzó la daga en el aire.
¡No! ¡Ya basta! grité incapaz de seguir allí mirándolo todo sin hacer nada. Haré lo que me digas, pero déjalo en paz, iré contigo, no me opondré más a los planes de Gabriel… sólo, ya basta.
“¡N-no! - ¿No ves… que es… lo q-que…  quie-re?”  Bramó Travis furioso y forzadamente como si la capacidad de pensar se estuviese esfumando. 
Valerie volvió a reír a carcajadas y se puso de pie con elegancia echando sus negros cabellos hacia atrás.
Perfecto ¿Ves que podíamos llegar a un acuerdo?
Asentí. La demonio me miró con cara de aburrimiento y dejó caer la daga al suelo, el sonido metálico me hizo suspirar de alivio; Travis me devolvió una mirada furiosa a través de sus ojos cristalizados, se había vuelto demente si pensaba que iba a dejar que la psicópata esa siguiera torturándolo.
Lástimadijo quedamente Valerie en tono seductor, no me miraba a mí, lo miraba a élque seas  protegido de el ángel que más odio, lástima que la hayas preferido a ella antes que a mí… lástima…
¿Qué quieres decir? elevé la voz.
Valerie sonrió, en sus ojos había una chispa de profundo odio que no tenía nada que ver con el odio que ella siempre había sentido hacia mí, era otra clase de odio, algo peor.
¡Vaethe, déjalo a él, tu problema es conmigo, no con Travis! la voz de Sophie se alzó fuerte.
Sophie estaba justo al otro lado de la barrera de fuego y Engel sosteniéndola de la muñeca para que no avanzara más de lo que ya lo había hecho, veía sus rostro deformados a través de las llamas que en realidad daba la impresión de que formaran para de los cabellos de Sophie, los ojos verdes de la chica deslumbraban como linternas traspasando la barrera sólo con su mirada, presenciando lo que Valerie le hacía a Travis, siendo víctima de la impotencia de no poder hacer nada mientras veía como él era torturado. Valerie odiaba a Sophie y su forma de dañarla a ella era matando a Travis, esto no tenía nada que ver conmigo, yo era únicamente una excusa pobre, el verdadero motivo era Sophie. Ella nunca había pensado dejarlo vivo aunque yo aceptara el trato, su odio hacia el ángel era más fuerte que su lealtad hacia Gabriel. Tenía sentido… no, en realidad no; sólo era sólo una bestia furibunda, cuya razón se había nublado por el odio.
Valerie se puso de pie al darse cuenta que Sophie estaba del otro lado, dispuesta a intercambiar su lugar con el de Travis, la chica dibujó una expresión en su rostro como si lo estuviera contemplando y se volvió con aire resuelto hacia la cortina de fuego, poniéndose delante de Sophie con las llamas interponiéndose entre ambas. Sabía que tenía que aprovechar esa oportunidad aunque no tenía un arma, no tenía esa maravillosa espada contra demonios y ya no me quedaba nada más de lo que Sophie me había dado, tampoco había ninguna salida. Busqué algo, lo que fuera que pudiera usar contra Valerie o que sirviera para matarla… estaban, por supuesto las cadenas con las que Engel y Liam habían sido prisioneros, pero eran demasiado cortas y estaban atadas al suelo, imposible…
La discusión entre las hermanas de Engel sonaba como un zumbido en mis oídos, no estaba segura sobre que discutían, probablemente sobre el odio que una le tenía a la otra, pero cuando Sophie me vio avanzar silenciosamente hacia Travis, adivinando mis intenciones de hacer algo, distrajo a Valerie prolongando más esa absurda discusión. Valerie sólo estaba fuera de sí con la enfermiza cólera apoderándose de ella como para prestar atención a nada más.
Cuando Travis me vio abrió mucho los ojos, negó precipitadamente con la cabeza y yo dejé caer el dedo índice sobre mis labios sin hacer ningún ruido. Le miré, el corazón se me contrajo y sentí el estómago revuelto, estaba sangrando y sangraba mucho, de su piel siempre durazno había huido el color y tenía una expresión de dolor y como si se esforzara en mantener los ojos abiertos, respiraba agitadamente como si eso simplemente le costara mucho trabajo.
Entonces me sonrió, una débil y triste sonrisa. “¡Deja de sonreír por una vez en tu vida, idiota!” pensé despernadamente.
“Estoy bien, estoy bien” pensó él con optimismo.
Tengo que… tenemos que salir de aquí, como sea” Y luego cuando vi su expresión añadí “No pienso dejarte aquí con esa arpía desquiciada”.
De pronto algo brilló en el suelo, reflejando débilmente el fuego en su hoja de metal oscuro la daga de Valerie estaba allí, esperando que la usara. Contuve la respiración, como si cualquier leve suspiro me delatara, podía escuchar los latidos de mi corazón golpearme los oídos con la potencia de un tambor, podría jurar que la misma Valerie era capaz de escucharlo con la misma claridad que yo, de sentir mi miedo, mi coraje, de adivinar mis planes; cerré mi mente para que no pudiera escuchar mis pensamientos como si se los gritara en el oído.
Así con firmeza la daga, controlando los temblores de mi mano y me lancé contra la espalda de la chica, enterrando toda la hoja en su omoplato. Ella soltó un grito y con su mano, a tientas, buscó mi cabeza tomándome del cabello para quitarme de encima suyo, como un desagradable bicho que se adhiere a los tejidos de un jersey.
¡Maldita zorra híbrida!
Valerie rugió furiosa y me puso delante de ella sin soltarme, tirando de mis cabellos como una vieja muñeca, con su otra mano intentó quitarme su daga pero yo la sostenía como si estuviera pegada a mi mano.
Forcejeamos y fue evidente quien era más fuerte; no era yo. Finalmente logró despojarme de la daga y esperé que me apuñalara con ella pero no sucedió. Me tomó del cuello provocándome un dolor asfixiante, su figura se tornó borrosa frente a mis ojos, arañé la mano con la que me sostenía, mis pies dejaron de tocar el suelo y luego me lanzó contra la pared donde mi cuerpo chocó. Escuché el sonido propio de mis huesos crujir aunque tal vez fuese mi imaginación, o simplemente había sido el mismo sonido amortiguado de mi cabeza cuando chocó contra la pared de piedra. Caí de bruces al suelo y traté de levantarme, al instante, todo dio vueltas y volví a caer al suelo saboreando la tierra. Tomé boqueadas de aire llenando con desesperación mis pulmones y me llevé las manos al cuello, allí donde sus uñas habían presionado con fuerza, sentí la piel caliente aún por su tacto.
Y, entre una nube emborronada de figuras y colores, la vi abalanzarse sobre Travis. Su mano se alzó en el aire, y tal cual pareciere una pesadilla, sus uñas de princesa crecieron como cinco largas y delgadas cuchillas afiladas que dejó caer sobre el estómago de Travis.
El tiempo pareció detenerse allí, el suelo desaparecer; una fuerza invisible me jaló hacia el centro de la tierra y los sonidos se amortiguaron con los latidos cada vez más fuertes de mi corazón, que después de haberse detenido también, volvió a latir. El ambiente carecía de aire respirable y no tenía nada que ver con la sensación asfixiante de momentos atrás, era otra clase de asfixia, una donde el aire era denso y pesado como la roca, sofocante e insoportable.
¡NO! por fin escuché que un grito que desgarraba mi garganta, salía cuando Valerie retiraba sus garras ensangrentadas. ¡TRAVIS!
No podía moverme, mi cuerpo no me respondía, todo se oscurecía lentamente y yo solo luchaba por mantenerme consciente, arrastrándome en el suelo sobre tierra y escombros, de manera miserable y penosa. Tenía que llegar a él, tenía que curar todas sus heridas sin importar lo mucho que doliera, sin importar que eso mismo terminara conmigo. Era Travis.
Mi mano alcanzó la suya y la apreté con fuerza, él devolvió el apretón con debilidad absoluta. Mo sabía si sentir alivio porque aún estaba vivo, o desesperación porque su vida se esfumaba entre mis manos. Era mi familia, la poca familia que me quedaba, mi hermano aunque por nuestras venas no corriera la misma sangre. Lo quería, yo lo quería de verdad.
Logré ponerme de rodillas restregándome los ojos quitándome de encima las lágrimas que me impedían verlo con claridad.
Trav… por favor, por favor… supliqué con voz quebradano… no me dejes… quédate conmigo.
Mis manos se posaron con delicadeza sobre la herida que parecía escupir sangre incontrolablemente, mis manos se mancharon de rojo y cerré los ojos concentrándome de la misma forma que lo había hecho cuando había curado el brazo de Drew en el aula vacía, sólo tenía que hacer eso: concentrarme. Si tan solo mis brazos dejaran de temblar, si tan sólo dejara de pensar que Travis se moría.
El calor ardió en mis manos, el dolor perforó mis entrañas y apreté los labios para no gritar hasta el dolor se disipó y abrí los ojos esperanzada, pero la herida seguía allí, sangrando, abierta. Lo intenté de nuevo cuando el resplandor que salía de mis propias manos se apagaba descubría horrorizada que no funcionaba, que no iba a funcionar. Era porque yo estaba defectuosa ¿Verdad?
Anne… no… musitó Travis apenas audible. no dejes… que él… gane…
¡No me hables así! Grité furiosa entre lágrimas que ya no dejaban de desbordar mis ojos, como si el final hubiera llegado de verdad ¡No te vas a morir! ¡No puedes!
Ven… por favor…
Vacilé, no quería que me dijera cosas que sonaran a despedida, no quería que me dijera adiós ni quería decirle adiós, era mi amigo, sólo tenía diecisiete años, no se podía morir, no era justo, no lo era, allí dentro de ese cuerpo ahora tan frágil, había gran energía que anhelaba emerger, en su tórrida mirada de caramelo, había sueños… estaba mal que personas como él se fueran para siempre. Pero él insistió que me acercara y lo hice con pesar, aparté uno par de risos enmarañados de su frente sudorosa y me incliné hacia él escondiendo su rostro en su pecho, llorando como una tonta, llorando sin poder parar.
Te quiero… dijo y sentí la risa débil en su pecho.
Yo… también te quiero… te quiero mucho… no quiero que me dejes, Trav. No tú.
Me aparté un poco para verlo sonreír débilmente, acercó su mano y puso la punta de su dedo índice sobre la punta de mi nariz, abrió la boca para decir algo más, pero sus labios se mancharon de sangre y entonces su mano cayó al suelo, sin fuerza como la de una marioneta a la que le han cortado los hilos. Un ser sin vida.
¿Trav?
Sus ojos estaban abiertos mirando al vacío, ya sin expresión, con el último atisbo de su sonrisa desvaneciéndose.
Travislo llamé moviendo su cuerpo que se negaba a responder ¡Travis!
Dicen, que cuando estás a punto de morir, toda tu vida transcurre delante de tus ojos… en mi caso, sabía que estaba viva, quizás más viva que nunca, sin embargo una vida pasaba rápidamente delante de mis ojos, una vida feliz, llena de sonrisas, de alegrías, carente de lágrimas y penas. Travis Wright había tenido una muy buena corta vida… Travis Wright ya no volvería a sonreír para mí, para nadie. Mi mejor amigo se había ido para siempre.

Fue como si el mundo volviera a existir alrededor, Sophie llamaba a Travis a lo lejos y maldecía a Valerie entre un llanto desesperado, Andrew y Katherine estaban arrodillados junto al cuerpo de Travis, Drew abrazaba a Kat con fuerza protectora y ambos lloraban en silencio, el dolor en sus rostros me hizo sentir culpable…
Algo en mi corazón llameó, me restregué las lágrimas aún con el nombre de mi mejor amigo atorado en la garganta pero algo diferente ascendía, algo quemaba dentro de mí como fuego, una serpiente en llamas moviéndose e inyectando ira en mis venas en lugar de veneno. Miré alrededor, Engel estaba sobre el último escalón sujetando a Sophie con fuerza, su rostro estaba sereno, serio y lo odié por su estúpida indiferencia. Liam estaba inmóvil aún donde su paso había sido bloqueado, mirándome con gravedad, y allá, lejos, caminando despreocupadamente con sus andares de modelo Valerie Jackocbsob se alejaba. Cerré mis manos en puños y empecé a  caminar, no podía venir y mi matar a mi amigo e irse como si nada hubiera pasado, no podía llegar y arruinarnos la vida a todos sin pagar por ello.
Bajé uno a uno los escalones, pasé tranquilamente a lado de Engel y seguí descendiendo con la mirada clavada en ella.
Nephilim, detenladijo Engel. Sin inmutarse.
Liam pareció salir de una ensoñación extraña y se acercó a mí, rodeándome con sus brazos fuertes.
—Suéltame—le pedí, atona.
El dijo algo que no entendí o que no quise escuchar. Realmente no era consciente de mis acciones, mi cuerpo parecía moverse automáticamente por una fuerza desconocida. Me liberé de Liam de una manera que no estuve segura como ocurrió, primero estaba allí, siendo retenida por órdenes de la persona que había traído el infierno a mi vida desde que apareció por primera vez en ésta, y al siguiente instante, recogía mi espada del suelo y corría en dirección a Valerie.
Cuando se dio cuenta que la seguía se volvió y soltó una carcajada.
Si no pudiste antes ¿Qué te hace pensar que podrás ahora? soltó con sorna.
No lo sabía. Sólo sabía que había algo más, algo que se removía furioso dentro de mí, que convertía el dolor en fuerza, el odio en algo muchísimo más superior, la tristeza en poder.
Y, aunque Valerie pareciera tan segura de sí misma, se alejaba caminando de espaldas, se alejaba de mí. La vi saltar dentro del agua que rodeaba al mausoleo y desapareció; sin pensarlo dos veces me detuve en la orilla y me lancé al fondo.
Para mi sorpresa el agua se extendía por debajo de la cámara como un lago subterráneo, que parecía no tener fondo, donde mi mirada perdía la claridad del agua, la negrura se expandía como en el fondo del mar. El agua helada caló en mis huesos y quemó mis heridas abiertas pero se sentía bien después de todo. Nadé abriéndome paso entre las aguas pero no había un rastro hacia donde ir, podría haber ido a cualquier parte, me dije. Miré en todas direcciones pero Valerie había desaparecido y lo que me quedaba de razón, me decía que saliera de allí, que el lugar era tan infinito que nunca lograría encontrarla antes de que el oxígeno se agotara.
Con frustración, solté la espada dejándola que callera libre a través del agua, que llegara al fondo, si es que había uno, era inútil. Di media vuelta para volver y nadé hasta la única entrada de luz que tenía forma de media luna a pesar de que visiblemente desde arriba parecía un círculo enorme. Decepcionada emergí a la superficie respirando el aire de allí afuera. Me preparé para impulsarme hacia afuera cuando algo desde dentro del lago, jaló mi pierna y me obligó a regresar al agua. Tragué el líquido y éste empezó a quemar mis pulmones, contuve la respiración, el agua golpeaba ferozmente mis oídos produciendo miles de sonidos apabullantes y por más que nadara tratando de alcanzar la superficie, mi cuerpo más se hundía, miré hacia abajo, descubriendo con horror que Valerie jalaba de mí, sonriendo triunfalmente.
Miré con anhelo la media luna que se distorsionó cuando alguien más saltó dentro.
Engel nadó hacia mí y tomó con fuerza mi mano tirando de mí hacia el lado contrario que Valerie, negué con la cabeza, me estaban haciendo daño, partirían mi cuerpo en dos si seguían tirando cada quien por su lado, ambos eran demasiado fuertes. Engel pareció comprender lo que decía mi rostro y me soltó. Entonces, nadó hacia Valerie y le propinó un golpe con el puño cerrado en la mandíbula, me pregunté si sería el mismo efecto bajo el agua, no me detuve a averiguarlo porque cuando la chica me soltó empecé a alejarme, nadé de vuelta hacia la media luna, me detuve antes de llegar observando como Engel y Valerie peleaban, quizás él necesitara ayuda, pensé preocupada, pero me recordé inmediatamente que no debía volver a sentir cualquier cosa por él, que lo que sea que le pasara se lo tenía bien merecido, sin embargo una punzada en mi pecho me dijo que no podía dejarlo, me acaba de salvar la vida… aunque me la hubiera tratado de quitar en incontables ocasiones. Descubrí que no dejaba de sentir cosas por ése malnacido cuando ella lo hirió en el pecho y sentí una punzada allí donde estaba mi corazón al ver la sangre disolviéndose en el agua…
Moví mis pies y mis brazos hacia ellos; algo se aferró a mi brazo derecho deteniéndome, girándome y haciéndome ir en lado contrario. Liam estaba alejándome de Engel...  como debía ser, acepté firmemente en mi fuero interno.
Tomé aire y escupí agua cuando me sacó del lago y me dejó tumbada en el suelo del mausoleo, me puse de rodillas con la mano en el pecho y la vista pendiente de que alguien más saliera de allí, de que Engel volviera, pero el tiempo pasaba y mi atención se vio interrumpida cuando alrededor, por todos lados, figuras aladas aparecieron en la sala. Eran demasiados, varias decenas de ángeles de alas plateadas reunidos allí, armados y protegidos con armaduras de plata pulida, algunos tenían heridas, claros signos de batalla, sin duda, nada que pareciera serio.
La primera de ellos que se movió fue un ángel de cabellos rojos, subió las escaleras a toda prisa, incluso en la distancia, la reconocí como Eleanor. En otras circunstancias habría pensado: estamos salvados. Pero sólo pude mirar a Liam que también observaba estupefacto a los ángeles, con la boca ligeramente abierta.
Estamos condenados, pensé. Me puse de pie y él se acercó a mí y me abrazó, plegó sus alas cubriéndonos a ambos con ellas como si fuera una sábana de algodón, suave, cálida y protectora, la sensación era agradable pero deseé que no lo hubiera hecho porque el acto llamó la atención de los ángeles que se volvieron hacia nosotros, advertidos por el susurro batiente que las alas habían proferido.
Por alguna razón los ángeles me aterraban más que los demonios y esa paz que ellos emanaban con su presencia me inquietaba.
Un ángel, éste, de alas doradas, cabellos y ojos castaños, se abrió paso entre los demás, era tan hermoso como lo eran sólo los ángeles, su mirada por un momento me recordó a mi padre, algo en él me hacía pensar en Leonel pero al mismo tiempo me incitaba a salir huyendo, a volver a lanzarme al lago.
Zaphirelpronunció mi nombre con voz suave, incluso dulce. Me estremecí. —Azthariel.
Fruncí el entrecejo ligeramente confundida, levanté la cabeza mirando a Liam, asintiendo, luego volví hacia el ángel de las alas doradas; en ese momento ya todos nos miraban, éramos el centro de atención de los ángeles, algunas expresiones eran indiferentes, otras tranquilas, unas más de temor y había otras incluso que expresaban odio oculto bajo el asombro.
¡Michael! una voz conocida se alzó rompiendo el tenso silencio que se había formado.
Juliette se abrió paso entre los ángeles, empujando a aquellos que no querían moverse de su lugar, o incluso a los que se interpusieron entre ella y Michael. Ella vestía completamente de negro, botas altas, pantalones y chaqueta negros de cuero que resaltaban su figura, tenía el cabello recogido en una cola alta y en su mejilla había un corte profundo con sangre seca.
¡No voy a dejar que te los lleves! Sentenció autoritariamenteEllos no han hecho nada que rompa las reglas.
Michael sonrió y miró a Juliette indulgentemente. Por un momento pensé que se estaba burlando de ella, pero luego me di cuenta de que era una sonrisa sincera, aunque eso hubiera sido también un engaño.
No he venido por ellos, no por ahora, mi querida Juliette Warthforc. dijo Michael con serenidad. Algunos ángeles parecieron decepcionados sólo tenía curiosidad. He escuchado tanto sobre tu sobrina, que cualquiera podría llegar a sentir curiosidad. Lo cierto es continuó, la sonrisa dejó de iluminar su rostroque los Nephilim son una raza que no debería existir, el consejo ha de determinar el destino de Zaphirel y Azthariel, sin embargo hoy no. No es correcto arrebatar un par de amigos más…
Sentí una nueva punzada en el pecho recordándome lo que había sucedido y que por un momento había olvidado, mi abrazo se volvió más fuerte sobre Liam.
“Lamento tus pérdidas, Zaphirel—la voz de Michael resonó en mi cabeza como si lo hubiera dicho a mi oído. —Y, te agradezco sinceramente la valentía que has demostrado”. ­­­­­
Michael tenía toda la apariencia de un ángel, bondadoso, benevolente, superior y puramente bello, pero, las impresiones que tenía de ellos, de todos no eran muy buenas, quizás sólo sentía agrado por Sophie y Eleanor, pero los demás me provocaban miedo, repudio, me parecían suficientemente egoístas y autoritarios para sentir agrado alguno.
La sonrisa en los labios de Michael se amplió y sus en sus ojos castaños brilló una chispa de algo que no reconocí.
Juliette, agradecemos la intervención del clan Warthforcdijo con solemnidad. Nos pondremos en contacto con el arcano mayor del círculo.
Los músculos de Juliette se tensaron, pero se limitó a asentir y con esa señal los ángeles se evaporaron en el aire, quedando solamente un grupo reducido. Entre ellos reconocí a Eleanor y a Dariel. Miré a Juliette y luego el arco de la entrada por donde había venido, allí, congregados en un grupo reducido había otras personas que nos miraban atónitos a Liam y a mí, personas que no eran ángeles ni demonios en sus disfraces humanos, eran realmente seres mortales simplemente uniformados de negro, hombres y mujeres de mediana edad con expresiones duras.
El frío volvió a golpearme cuando las alas de Liam se alejaron con su calidez protectora. Me estremecí y él apretó más su abrazo. Los recuerdos y los sentimientos que estaban siendo reprimidos por el temor a los ángeles volvió, como si las alas de Liam hubieran sido una burbuja protectora que repelía todo lo malo, ahora que no estaban, el peso de todo volvió a recaer sobre mí, no obstante, me noté apreciando la muerte como algo natural, el sacrificio como algo necesario, el llanto  como sinónimo a la debilidad.
Miré con indiferencia el agua apacible a nuestros pies, el lago tranquilo y sereno, sabiendo que sus aguas habían sido la tumba de uno de los seres más repugnantes que había conocido en mi vida, mismo ser asqueroso que de alguna manera incomprensible yo seguía amando, pero que dicho amor iba muriendo lentamente, como él. Engel Jackocbsob no volvería a molestarme, me dije mientras mis rodillas golpeaban el suelo cuando mis piernas ya no fueron capaces de sostener mi peso. Engel Lyzander Dimitri Jackocbsob, como lo conocí, me dije, es parte de mi pasado.
Annesusurró Juliette ¿Qué sucedió?
Mi cabeza se movió lentamente de un lado a otro.
¿Dónde está Sophie? pregunté súbitamente. Debía ser duro para ella haber perdido a Travis y posteriormente a Engel, que a pesar de todo ella lo quería.
Salió corriendo cuando Diemth la soltó para ir por tiRespondió Liam con suavidad. Se fue.
¿Había ella huido de los ángeles? Me pregunté ¿De que su familia la viera desobedeciendo sus órdenes? ¿De qué Michael y los demás ángeles la vieran aliándose con un par de Nephilims y un hermano medio demoniaco? Sí, lo mejor era que se marchara, no quería que perdiera sus alas por mi culpa, no Sophie, ella no lo merecería porque había sido más buena que muchos de los ángeles que simplemente veían superficialmente a los demás, juzgando entre lo que es bueno y lo que no según su criterio.
Ahora no, Robert… escuché que suspiraba Juliette cansinamente al mismo hombre de facciones duras y escaso cabello que había enfrentado en el vestíbulo. no es el momento, hablaremos de ello cuando el círculo esté reunido, pero ahora no.
Bienrespondió Robert no muy convencido ¿Qué haremos con los humanos? ¿Y con el cuerpo del muchacho?
Capté la mirada nerviosa de Juliette, por su expresión pude adivinar que quería evitar el  tema pero que de todas formas era imposible. Me puse de pie apartando las manos de Liam de mis hombros y caminé hacia el tal Robert que sin conocerlo, ya se ganaba mi desprecio.
— ¡Travis no es un animal para que hables de él como si tal cosa!dije furiosa. Y a los “humanos” no les vas a hacer nada, porque son mis amigos y los defenderé como…
¿Cómo hiciste con el otro? una nota cruel tensó las palabras del hombreA diferencia de ti, Nephilim, nosotros protegemos humanos, no los enviamos al matadero para que los demonios pasen sobre ellos antes que sobre nosotros.
¡Robert! exclamó Juliette escandalizada. Liam, por favor… llévatela de aquí.
Liam llegó por detrás y me sostuvo los brazos como si temiera que empezara a golpear con mis puños a Robert, aunque debo admitir que no me faltaban las ganas de hacerlo. Odiaba la forma en que hablaba, como me miraba y como miró a Liam, como si ambos fuéramos cucarachas de las que se quería librar lo antes posible.
¡No! ¡No me quiero ir! Protesté—suéltame Liam.
Pero Liam apretó su agarre sobre mis brazos y ya me arrastraba por allí, alejándome.
Por favor, Annette, no lo compliques más. me reprendió mi tía.
Pero ¿Qué va a pasar con Travis? ¿Andrew y Katherine?
Yo me encargaré, confía en mí. Prometió. Hablaremos más tarde… intenta descansar.
Sin más, entre las protestas de Robert, Liam me abrazó con fuerza y la sala de armas desapareció en una lluvia de colores, cerré los ojos y cuando la sensación de vértigo desapareció sustituida por la presión de ser arrastrada hacia el centro de la gravedad, los abrí. Cualquiera que fuera el lugar estaba completamente oscuro sin embargo, bastó una simple ojeada para reconocer mi habitación. La única luz que había era la que se filtraba por la ventana a través de unos mortecinos rayos plateados de una luna cubierta ligeramente por nubes púrpuras, estrellas escondidas queriendo emerger de la noche tormentosa, árboles meciéndose con la brisa nocturna de las primeras noches de la primavera.
Deberías duchartesugirió Liam. Estás echa un asco.
Estaba segura de que tenía razón, pero el no estaba cerca de parecer un pulcro caballero, estaba hecho un desastre, cubierto de cenizas de demonio impregnadas a su piel con el sudor y la sangre, sus cabellos rubios no se diferenciaban de los mechones castaños y tenía una barba de varios días que le hacía parecer varios años mayor, antes lo había calificado como un vago pero ahora, era un como un indigente cualificado, con los pies descalzos, incluso sus pantalones (que era la única prenda que llevaba encima) estaban rotos.
Bien, ambos deberíamos ducharnosdijo cuando captó mi mirada crítica.
Acarició con suavidad mi mejilla y salió de la habitación sin cerrar la puerta, escuché como se movía en la oscuridad y entraba en la habitación para invitados. Sin encender la luz saqué una muda de ropa limpia y me metí a duchar. Me deshice de las inservibles ropas tirándolas al cesto de la basura y tomé una ducha reconfortante de agua caliente que me pareció más corta de lo que había sido. Cuando volví a la habitación Liam estaba recostado tranquilamente sobre mi cama, limpio con una camiseta negra y unos holgados pants azules, se había afeitado y sus muñecas estaban cubiertas por unas vendas que le daban un aspecto interesante y deportivo en lugar de magullado, no obstante seguía sin usar zapatos.
Creo que es la última vez que tomaré un trabajo de niñerocomentó a modo de broma. la próxima cuidaré perros.
No reí, no tenía ánimos de eso. Me acomodé en la cama, aunque el cansancio estaba matándome no podía cerrar los ojos sin ver a los demonios abalanzarse sobre mí, sin ver a Valerie torturando a Travis, sin ver la última sonrisa de él.
Odio los perroschasqueé de mala gana. sobre todo los perros de los Jackocbsob…
Instintivamente miré mi brazo derecho, a pesar de que había una venda cubriéndola, la sangre había logrado formar dos alargadas manchas deformes sobre la tela. Liam se percató de mi vacilación y miró, me quitó la venda cuidadosamente y miró la herida, me gustaba pensar que no se veía tan mal, pero ciertamente era fea, dos cortes profundos que empezaban a tornarse rojo oscuro, reprimí las ganas de vomitar. Él dejó caer su mano suavemente sobre los cortes y una tenue luz iluminó por un momento la pieza cuando empezó a curar la herida, había olvidado esa sensación de estar quemando directamente por dentro y después la ausencia del dolor, de todo.
Luego me puso un vaso con agua en una mano y una tableta pequeña de color blanco en la otra, arqueé una ceja.
— ¿Me estás drogando?
—Si, deberías descansar.
—No quiero dormir… No puedo
—Anne —suspiró apretándose con fuerza el puente de la nariz—estoy muy cansado y no quiero irme a la cama pensando que mientras duermo saltarás por la ventana de la habitación para meterte en algún lío.
Sentí una punzada en el pecho y en lugar de protestar ofendida tomé la pastilla y un gran trago de agua, ciertamente todo aquello no hubiera sucedido si yo no hubiera “saltado por la ventana” en la noche, me parecía que habían transcurrido mil años desde la noche del baile, desde que había pensado que podía escaparme con Engel al otro lado del mundo y vivir felices por siempre. 



11 Comments to “22. Caído. ”

  1. Anónimo says:

    Noooooooooooooooooooooooooooooooooooo. Chris...!! por que hiciste eso??? que hiso el para terminar asi??? ahhhhhhhhhhhhssssss odio a Valerie..!!
    no quiero saber nada de esa perra que no sea que la haces sufrir muy lenta y tortuosamente..!! ya no se que esperar...!! ME TIENES MAL.!!! hay que esperar mucho para el proximo capitulo? bueno .. aunque contenta de que pùblicaras tan pronto..!! me dejo muy triste que muriera Travis..!! hasta casi el final pense quye seria Drew y yo estaba bien con eso..!! pero Travis??? bueno..!! apesar de todo eso..! el capitulo estuvo GENIAL..!! asi que siguela pronto Chris...!! un beso..!! :p
    Att: Andreina Cedeño..!!

  2. Angelimar says:

    Christopher Alexander Que has hecho como se te ocurre matar a Travis...?? oye llore no es posible que el muera el tan lindo tan buen amigo porque lo mataste..?? pobre sophie me da tristeza por ella odio a Valerie mas de lo que ya odiaba por matar a Travis, que paso con Engel el no puede desaparecer haci como haci espero con ansias el proximo capi porfa pubicalo pronto sin nada mas que decir te quiero un beso hasta luego =)

  3. Anónimo says:

    por favor dime que va a revivir o algo por el estilo no puede ser que muriera!!!

  4. Anónimo says:

    ohh..noooo...no puede ser ke travis murieraa...pense ke otro moriria..pero jamas eel..porque eeel?? no puedo creerlo...odia a la maldita perra de valerie maldita perra..ojala que sufra de la manera mas horrible que pueda existir... pobre sophie... oh ya quiero saber que va a pasar en el proximo capitulo..ojala puedas actualizarla rapido..me quede con muchisimas ganas de saber que va a pasar con la hermosura de Engel ... no puede ser que se ahiga desaparecido de la nada...ah actualizala pronto porfa...me encanto este capitulo..sos genial .. :D

  5. A.D says:

    Como siempre intrigas tras intrigas. Me encanto. Annette, Travis, Kat, los chicos están cambiado mucho al igual que la novela, y a pesar de no ser lo más esperado, es lo mejor, también me hace sentir lo mismo que Annette hace siglos que fue el baile de Halloween, no sé qué decir…respecto al próximo final, pase lo que pase no pongo en duda tus habilidades y sé que será excepcional. Espero con las mismas ansias incontrolables de siempre. Este ultimo me ha dejado mucho que pensar…Magnifico.
    Saludos.

  6. Anónimo says:

    Cris,

    Luego de años siguiéndote veo que ya sólo te queda por publicar un capi y el epílogo..... cuando lo publicarás?? eres muy cruel en tenernos de los nervios para conocer el desenlace de tu primer libro.

    Quiero felicitarte, me he tenido que leer todo de nuevo porque luego de "años" se olvida la trama jajaja, pero ya me puse al día y espero que no pasen años para leer lo último que queda. Es excelente, me encanta como escribes, los detalles, todo, haces que nos adentremos a la historia, como si fuéramos un personaje invisible.

    Sobre Travis... apoyo al resto que ha comentado, ya que lo has matado (que no estoy de acuerdo, pues entonces para qué era la encuesta de elegir a que uno muriera?? o aún matarás a alguien, eh?) Pero... como esta historia hay ángeles, deberías revivir a Travis, es demasiado bueno para no continuar en tus próximos libros, dime que lo tienes en mente.

    Me gustaría pedirte un favor, que por lo menos respondieras uno que otro comentario que dejamos tus seguidoras, a veces queda la sensación que no nos lees y eso desencanta. Es sólo una sugerencia.

    Otra pregunta, para cuándo sacarías el próximo libro?? lo tienes avanzado?? porfis no seas malito y publica pronto.

    Quien te sigue desde el inicio,

    May

  7. C.A.W. says:

    Bueno, no acostumbro responder comentarios por este medio ya que no estoy seguro de que los lean, normalmente respondo a los comentarios por facebook, por inbox o los que caen directamente a mi correo electrónico. Pero ya que me lo pides lo haré, siempre leo los comentarios que me escriben y admito que me ayudan mucho a seguir adelante con la historia, ya que de ésta forma sé que aún hay personas que después de tanto tiempo siguen la historia, o nuevas personas que empiezan a leer. Agradezco infinitamente a todos, ya sean buenos o malos. Es cierto que a veces no respondo ciertas preguntas porque si lo hiciera simplemente arruinaría el efecto sorpresa xD y esto se volvería muy aburrido ¿no creen?

    Travis... sí bueno... me divertí mucho asesinándolo, me reí como un desquiciado psicópata jajaja y lo sigo haciendo, sabía que a muchos no les gustaría la idea pero él en realidad estaba muerto desde el primer capítulo :) no es algo que sólo se me ocurrió porque sí, a veces hay que hacer ciertos sacrificios :D... no espero que lo entiendan jajaja.

    Para cuando el segundo libro? no tengo idea... sólo tengo la mitad del primer capítulo y antes quisiera arreglar ciertos cabos sueltos del primero, quien sabe... tal vez tenga oportunidad de convertirse en un impreso xD no en realidad no, pero escribiré "Sacrilegio" tengo muchas ideas, habrá muchos personajes nuevos, intrigas, sangre y claro... mi parte favorita ¡Muertes!

    Creo que eso es todo.
    Saludos y gracias por leer :)

  8. Anónimo says:

    wow!!! me siento alagada en que me respondieras, lo digo en serio.

    Primero, entiendo perfectamente que no quieras adelantar nada u opinar sobre las decisiones que has tomado durante tu libro (el asesinato de nuestro querido Travis precisamente), pero si dices que es por un bien mayor, por algo será y ya me tienes más intrigada.

    No logro entrar al face, cuando doy clic sólo me tira al mío y nada de tu página, podrías dejar el nombre para buscarlo?? me gustaría seguirte por ahí.

    Cuando dices que te divertiste asesinando a Travis, ufff, te imagino con una sonrisa malévola jajaja, qué malo!! Y por lo que veo se vienen más muertes, ojalá tengas en mente a Valerie, que no aparece en tu lista en la encuesta.

    Se te olvidó responder cuánto falta para que publiques el final, pero supongo que poquito....

    Espero sólo el nombre del face ya??

    gracias!

    May

  9. C.A.W. says:

    Link de Facebook: https://www.facebook.com/suenos.rotos.33?fref=ts

  10. Anónimo says:

    Gracias.

    May

  11. Unknown says:

    Conocer al escritor?
    Sabes algo sobre el

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