Dejé a Travis en su casa sin volver a dirigirle la palabra. No sabía que era lo que mas me molestaba, si el hecho de que hubiera visto mi dibujo, su sonrisa burlona, cualquier comentario sobre Jackocbsob, ó haberme tenido que deshacer de él de esa forma tan cruel… para mí.  
El día había sido, sin duda, uno de los días con menos suerte en mi vida, empezando con la llegada de ese chico: Jackocbsob. Hubiera dado cualquier cosa con tal de que jamás llegara, su presencia me hacía sentir de una manera extraña, mi corazón estaba tan inquieto como si presintiera que algo muy malo estaba a punto de suceder.
Conduje lo más rápido que me atreví, lo único que quería en ese momento era llegar a casa, estaba furiosa, probablemente por la tontería más grande del mundo, pero lo estaba y no cambiaría tan fácilmente.
Vivía en Dunkeld, Escocia, en una casa mediana y cuadrada de color blanco  que contaba con tres dormitorios y las habitaciones contiguas de la planta baja y un bonito jardín delantero obra de mi tía Juliette.  Cuando llegué, aparqué frente a la puerta casi de manera autómata y salí del auto pisando fuerte -resultaba sencillo irradiar ira de cada uno de mis poros-. Atravesé el vestíbulo en un revuelo, pasé por un lado de la sala y me dirigí a las escaleras que conducían al segundo piso, donde estaba mi guarida que comúnmente llamaba habitación.
— Buenas Tardes, Tía— escuché que decía una voz con aire divertido— ¿Cómo estuvo tu día? preguntó  y se respondió a sí misma: Oh, bien, gracias por preguntar ¿y el tuyo? ¡De maravilla! Me alegra que estés temprano en casa. Si a mi también…
Me detuve en seco, había estado tan inmersa en mis asuntos existenciales que no había notado su presencia, en realidad, no esperaba que estuviera allí, normalmente llegaba hasta tarde.
Cerré los ojos y respiré profundo en un intento de controlar mi impulsivo carácter; entonces, giré para bajar los escalones que había subido, y dirigí mi rumbo a la pequeña sala de donde provenía su voz. Esbocé la sonrisa mas falsa que pude, mi humor para un interrogatorio no era precisamente el adecuado.
Juliette, mi tía, estaba sentada en uno de los mullidos sofás color blanco que amueblaban la estancia, dejó a un lado el libro que se estaba leyendo y se quitó las gafas para verme, sonrió y soltó una risita amable. Era sólo mi tía, la hermana de mi padre, pero guardaba gran parecido conmigo, excepto porque ella poseía una belleza natural y un aire de madurez que incitaba confianza, su rostro redondo y ojos color miel.
— Lo siento… no pensé que estarías en casa— le dije, mi voz se escuchó sombría a pesar de mis grandes esfuerzos por tranquilizarme. Sonó mas como un reproche que como una disculpa.
Apretó los labios y soltó un leve suspiro. Me maldije a mi misma y deseé golpearme contra la pared, pero el daño ya estaba hecho. Desde que había muerto el abuelo, hacía no más de año y medio, nuestra relación se había comenzado a enfriar, ya nada era igual y muchas cosas estaban cambiando en nuestro entorno; ella pasaba casi todo el día trabajando: por las mañanas como profesora de arte; por las tardes, en su tienda de antigüedades; y algunos fines de semana como guía turística en la catedral del pueblo. En cuanto a mí, cada día que pasaba me volvía más solitaria y apartada de la sociedad; no quería que marchara de esa forma, pero tampoco hacía nada por evitarlo, no podía;  mi maldito carácter se volvía incontrolable y había dejado de ser una niña feliz y alegre, sin preocupaciones, sumida en su propio cuento de hadas a pesar de lo que había ocurrido en el principio de todo cuando llegué a manos de mi tía Juliette y mi abuelo Henry al morir mis padres; no tenía ningún recuerdo de ellos, nunca los conocí, se habían ido para siempre cuando apenas tenía unos meses de haber nacido, ni siquiera conocía sus rostros, no había fotografías de ellos por ningún lado… nada, se habían quemado en ese incendio.
Era extraño, como si apenas me diera cuenta de ello. Juliette decía que se llamaba pubertad. Ella jamás se había casado, no sabía si por decisión propia o por haber tenido que cargar conmigo; la respuesta siempre era la misma: no hay nada más importante en el mundo para mí, que tú.
— ¿En que piensas, Anne? —me preguntó de pronto, después del largo silencio.
—Nada. —Mentí atropelladamente—yo sólo… debo ir a mi habitación; demasiados deberes, ya sabes. Ah… y si llama Travis dile que no estoy.
—Pero… ¿No tienes hambre? ¿Ha pasado algo? Cuéntame, sabes que…
—No tengo apetito; y son asuntos míos. —Interrumpí bruscamente poniendo fin a nuestra conversación.
Di la vuelta y empecé a caminar nuevamente con rapidez hacia las escaleras para evitar el interrogatorio que mi tía amenazaba con iniciar; dejarla así no era lo mas adecuado, pero no veía otra opción si no quería ser más grosera, y, lo único que necesitaba en ese momento era estar sola, en mi habitación y pensar, pensar hasta que mi cerebro no diera para mas; dormir, dormir hasta despertar al nuevo día y tratar de olvidar aquel como una pesadilla pasajera.
Las horas de aquella tarde transcurrían demasiado lento, me sentía prisionera dentro de las cuatro paredes de ese lugar que ahora me parecía inmenso y a la vez diminuto. Dediqué algunas horas a hacer los deberes que habían quedado de cálculo y de literatura, pero eso no me había llevado gran parte de lo que quedaba del día, por lo que rellené mi tiempo libre leyendo fragmentos de los viejos libros que ocupaban el pequeño estante de mi biblioteca personal; sin embargo, leerlos de nuevo era una tarea tediosa y todos sus protagonistas eran tontos, estúpidos y casualmente tenían el rostro de Engel Jackocbsob, su sonrisa fugaz y sus ojos grises brillando despectivamente con altivez arrolladora. Medité un rato sobre el asunto, seguí sin entender que era lo que ese chico tenía que llamaba tanto mi atención y me hacía imposible olvidarlo, lo único que su recuerdo provocaba era un odio creciente hacia su persona, y también miedo. Nadie aparece por arte de magia en el mundo.
Pasé encerrada en mi habitación más tiempo del que acostumbraba, Travis había llamado varias veces durante el transcurso de la tarde; una Juliette, apesadumbrada, se había inventado un par de buenas excusas para disculpar mi silencio, pero en vano me reclamaba explicaciones del otro lado de la puerta, a las cuales yo no respondí en ninguna ocasión. Seguía molesta, mas no sabía con quien lo estaba, por esa misma razón decidí no responder a las llamadas de mi amigo.
Agradecí cuando la penumbra de la noche envolvió la pieza. Aburrida y consternada me hice ovillo en el suelo, los peores pensamientos empezaron a inundar mi mente nublándola por completo, ahora la soledad era dolorosa, ahora la sentía cercana y real, rodeándome salvaje y amenazadora. Estaba cansada de ser Annette Crawforth; quería gritar a los cuatro vientos y reclamarle a un ser que no estaba segura que existía por la forma en que se había ensañado conmigo ¿Qué había hecho yo mal?
Aferré más mis piernas contra mi pecho, como si ese acto fuera a cerrar el gran hueco imaginario que se estaba abriendo allí, y, poco a poco mis ojos se fueron cerrando hasta que perdí la noción de todo y no supe nada más.
Desperté; somnolienta, abrí los ojos hacia la penumbra, me encontraba tumbada sobre un frío piso de mármol en una gran habitación sin límites, la cual no tenía techo, podía ver una luna tan hermosa y plateada, aunque, apenas iluminando tenuemente el lugar y el cielo negro aterciopelado surcado de estrellas, era una noche muy hermosa y relajante, sentía que podía tocar el cielo con tan solo extender mi mano hacia arriba.
Parpadeé un par de veces, ofuscada, cayendo en la cuenta de que ese lugar no era el correcto. No tenía idea de cómo había llegado ahí, estaba perdida. Confundida me levanté lentamente y el viento helado revoloteó mis cabellos interponiéndolos contra mi rostro, los aparté enseguida y una vez más parpadeé, esta vez para acostumbrar mi vista a la oscuridad. Intenté visualizar a mí alrededor tratando de reconocer algo, pero no lograba ver nada más allá de donde me encontraba y ese cielo tan bello. Avancé silenciosamente con la cautela de un intruso; no llevaba zapatillas por lo que mis pasos no se escuchaban y el piso era tan helado que parecía estar caminando sobre hielo.
De pronto, el silencio abrasador se rompió con un ruido metálico a mis espaldas, me volteé al instante para saber de donde provenía aquel extraño sonido, y, escudriñando cada rincón de la negrura busqué la fuente que provocaba ese ruido.
— ¿Hay alguien allí? —pregunté con voz temblorosa.
Nadie respondió. Escuché el estremecedor eco de mi voz propagarse en todas direcciones y volver en murmullos escalofriantes que me erizaron la piel.
Me quedé parada en medio de la nada, sin saber que hacer; pero, como si supiera cual era exactamente el camino a seguir, me di nuevamente la vuelta y caminé entre la noche densa y fría. Intenté mantener la calma pero quería salir de allí cuanto antes, algo cosquilleaba en mi estómago mientras una sensación de claustrofobia me invadió dándome la impresión de ser observada desde las sombras. Lo último que deseaba era entrar en desesperación, pero inevitablemente mi paso se volvió apresurado, el suelo hería las plantas de mis pies ante su gélida frialdad y mi corazón amenazaba con salir corriendo más rápido que yo, mi respiración se agitó y resbalé cayendo  de bruces al suelo; apoyé ambas manos primero para evitar que mis nariz y mi boca se estamparan en el piso. Alcé de nuevo la vista para asegurarme que estaba sola o que nada fuera de lo común me hubiera seguido; antes de que me pusiera de pie, una barra plateada, tan brillante que su destello resultaba anormal en ese mundo oscuros, calló delicadamente en forma vertical apenas escasos centímetros de mi cara, se mantenía de pie, imponente. Levanté un poco mas la mirada y proferí un grito ahogado, no se trataba de una simple barra plateada, era la hoja de una espada y alguien la sostenía con firmeza de la empuñadura para que permaneciera en equilibrio; me incorporé lo mas rápido que pude y vi frente a mi ese chico apuesto, Engel Jackocbsob. No obstante notaba algo distinto en él, ese no era exactamente el Engel que había conocido aquella mañana en el instituto, él lucía diferente, mas irreal y fantástico; sus ojos habían abandonado el tono gris y relucían rojos como un par de rubíes, cada facción de su cara parecía esculpida por un artista de notable talento y minucioso trabajo; su torso se hallaba desnudo y me quedé boquiabierta notando que mis hormonas se descontrolaban en acción de un deseo imposible, realmente esos músculos no eran los de una lombriz. Había en su mirada reflejada una furia y un odio que estaba segura tenía que ver conmigo, más no entendía el porque, era un odio mayor al de aquella mañana; entonces, sonrió irónico y no entendí el significado de esa sonrisa socarrona, pero supe que sus intenciones no eran nada buenas.
Dio un paso hacia delante y yo dos hacia atrás.
— ¿Q-qué quieres? —inquirí dubitativa tratando de que el miedo no se reflejara en mi voz, pero evidentemente no lo logré.
Engel se acercó más hacia mí; jugueteaba con aquella reluciente espada metálica como si fuera un juguete inofensivo. En mi vida había visto demasiadas pero lo que estaba en sus manos era un artefacto magnífico e inigualable a cualquier otro, parecía ser un objeto del sigo XVII o tal vez mas antiguo, no estaba tan familiarizada con las antigüedades como lo estaba Juliette.
—Tu me has traído aquí— era mas una afirmación que una pregunta.
Él asintió riendo entre dientes, como si la situación fuera un acto con poca gracia, pero del cual tenía la necesidad insensata de hacer aquello; era la primera vez que le veía claramente reír, sin embargo, su risa estaba ausente de euforia y más bien parecía amarga.
Caminó de nuevo hacia mí, sus pasos eran rápidos pero cautelosos, me recordó a un depredador ágil y calculador; tuve miedo de caer hacia atrás, prácticamente iba corriendo de espaldas pues no me atrevía a dejar de mirarle por temor a que si despegaba la mirada de él me hiciera daño sin que yo advirtiera sus movimientos. Entonces, se detuvo y me detuve también, alzó de nuevo su espada que despidió un brillante destello contra la luz de la luna, devolvió su reflejo y me quedé sorprendida cuando la luz se dirigió hacia él y quedó iluminado casi por completo.
De su espalda se desplegaban hacia el firmamento unas grandes alas oscuras, como las de un ángel; anonadada lo observé, perdida en su belleza que se vislumbraba mas en ese momento. Estaba fuera de cualquier cosa que había visto en mi vida, fuera de un parámetro normal.
Entonces, de improvisto las enormes alas se agitaron detrás de él y una fuerte ráfaga de viento helado nos envolvió con brutalidad, el impulso fue tan grande que no pude evitar caer al suelo de sentón, la fuerza del aire era mayor que la mía propia y el viento era tan frío que tuve que llevarme el brazo al rostro para cubrirme, sin embargo, para él pareció ser solo una brisa cualquiera que apenas lograba revolcar sus cabellos oscuros.
Siguió mirándome por un largo rato con su rencor y desdén definiéndose claramente en cada una de las líneas de su cara. El gélido viento me hería la piel, mi cabello se agitaba por todas partes y mis ojos se bañaron de lágrimas, mas no supe si era por el efecto del aire chocar de frente o por el miedo que todo esto empezaba a provocarme.
—Esto es un sueño—susurré aterrada, apenas podía articular las palabras y me sorprendió que mi voz saliera aunque fuese poco audible—esto es un sueño...
—No, Anne, no lo es— me contradijo Engel hablando por primera vez; su voz se escuchó fina y suave, abrasadora y penetrante a causa del eco— pero no te preocupes, terminará pronto.
Me estremecí cuando escuché eso salir de sus labios, apenas podía respirar y el corazón latía fuertemente retumbando dentro de mi pecho.
Las circunstancias en las que me encontraba eran como una fantasía, algo que solo solía ocurrir en sueños, en el fondo, sabía que no era mas que una mala pesadilla provocada por mi obsesionado subconsciente; los colores, las imágenes y el dolor eran tan reales como para afirmar mis suposiciones con tanta firmeza, yo solo sabía que estaba horrorizada y no había una brecha abierta para poder escapar.
— ¿Quién eres?—le pregunté rápidamente fortaleciéndome, no permitiría que me intimidara, mucho menos él. — ¿Por qué haces esto?
Su rostro se contrajo de pronto, pero, en cuestión de segundos esa petulante sonrisa volvió a sus labios.
— Haces demasiadas preguntas… —respondió con un dejo de fastidio— ¿Quién soy? Ya lo sabes, ¿Por qué lo hago? No lo se… —expresó en voz baja dando el aspecto de una persona desorientada que se había equivocado de dirección—el punto es que tu no deberías seguir aquí, solo eres un error… un peligroso error.
Cada palabra que salía de sus labios me confundía mas en lugar de aclararme las cosas; estaba ofuscada y ya no entendía nada de lo que él decía, todo era un nudo difícil de desatar; persistente y obstinado, se contradecía a si mismo y a lo que parecía desear, aunque eso último no podía asegurarlo con certeza. Todo me daba vueltas, era casi imposible imaginar la cantidad de cosas que habían pasado en tan corto lapso de tiempo; me sentía mareada y me estaba congelando por el frío que envolvía la habitación. Tenía miedo, algo se ocultaba detrás de la perfección cautivadora de Engel Jackocbsob, lo supe desde el primer momento en que le vi y no me refería a esa noche, ni cuando entró al salón de clases esa mañana, si no a mi dibujo, se escuchaba tonto, pero era la verdad, pues ese ángel oscuro que tenía delante, alzándose amenazante dispuesto a matarme en cualquier momento, era el Engel de mi dibujo y no el arrogante chico nuevo. Su parecido era evidente y su voz era la de él, de nadie más que él... ya nada tenía sentido.
Solté un largo suspiro, derrotada, él se dio cuenta de que no tenía nada por lo que oponer resistencia ni las posibilidades de salir victoriosa de una posible batalla, estaba armado y yo a su merced; me sentí frustrada e impotente por no poder hacer nada para tratar de evitar mi propia muerte, pero, era inevitable; Odiaba rendirme, pero, ¿Cuál era la otra opción?
Engel levantó en alto su gloriosa espada, era el final.
Mi mirada se perdió en el infinito y miles de imágenes pasaron a toda velocidad dentro de mi cabeza, sonrisas, rostros, miradas, algunos conocidos y otros ajenos; había tantas cosas detrás y muchas mas por delante, vi un pasado ya lejano y un posible futuro muy cercano. De pronto las imágenes se detuvieron y solo quedó una que me cautivó: era yo misma y frente a mi había una persona, un chico cuyo rostro no estaba definido, entre sus manos sostenía el mío… se acercaba lentamente hacia mi inclinándose con dulzura… estaba a escasos centímetros de mi… sus labios rozaron los míos… y fue entonces cuando la imagen de hizo añicos como un vidrio romperse.
“No es el fin”—dijo una voz dentro de mi cabeza, no era esa voz entrometida que escuchaba a diario, era otra voz que conocía muy bien, eso no era verdad… yo no estaba escuchando eso, definitivamente era un sueño… una pesadilla mas que un sueño, mi respiración se dificultó como si alguien oprimiera mis pulmones— “Las cosas no deben terminar así” — insistía aquella voz, la conocía perfectamente, tan pasiva, tranquila y despreocupada como siempre, ahora se alejaba poco a poco—“Debes cumplir… Debes cumplir…”
No quería que se fuera, quería que estuviera cerca de mí hasta el último momento. Engel abalanzó su espada y la dirigió hacia mí, estaba a punto de darme.
— ¡ALEJATE! —grité mientras cerraba fuertemente mis ojos e interponía mi brazo como si eso fuera a detenerlo todo.
No llegué a sentir el filo de hierro impactarse sobre mí, ni nada que se le pareciera; solo tuve una sensación cálida que recorría cada centímetro de mi cuerpo, el viento había dejado de agitarse, no escuché nada mas que mi respiración entrecortada, entonces me di cuenta de que aquella pesadilla había terminado y cuando abriera los ojos estaría de nuevo sobre la alfombra de mi habitación, bajaría las escaleras, abrazaría a mi tía, tomaría el teléfono y llamaría a Travis para disculparme.
Mis párpados temblaban, no quería abrir los ojos por temor a que mis suposiciones fueran equivocadas y aquello fuera tan real; me debatí entre abrirlos o no, al final la curiosidad de saber la verdad ganó y esperanzada los abrí rápidamente, como si entre mas rápido lo hiciera más rápido todo terminaría.
Me quedé boquiabierta a lo que vi a continuación: una especie de campo de fuerza me rodeaba, despedía un misterioso resplandor azul. Engel parecía aterrado por primera vez, su plateada espada rozaba la esfera luminosa pero a pesar de poner todas sus fuerzas ésta no lograba atravesarlo ni un centímetro, infinidad de rayos azules y plateados salían despedidos hacia todas partes, yo seguía en el suelo, también aterrada preguntándome cuando terminaría todo. Me puse de rodillas y vi ante mi otra espada, reposaba apaciblemente sobre el suelo oscuro de mármol, tan grandiosa como la de Engel, tal vez mas, despedía también ese misterioso resplandor azul, me incitaba, me atraía hacia ella, entonces, la tomé y la calidez que me recorría hasta entonces se volvió mas reconfortante y agradable; segura de mí misma, me puse de pie con la espada en mis manos, no sabía lo que tuviera que hacer, decidí imitar lo que había visto de mi enemigo y la alcé con fuerza hacia delante golpeando la de Engel; el efecto que causó fue sorprendente, tan solo al contacto la suya salió despedida varios a varios metros de distancia, sonreí, ahora la seguridad estaba de mi lado y él lo sabía, el temor se reflejaba en sus ojos; batió sus enormes alas oscuras y se alzó en el aire, estaba volando sobre mi, se deslizó delicadamente en el cielo, bajó a varios metros, donde estaba su arma y la recogió con una velocidad que nunca había visto en nadie.
—Justo, ahora estamos a mano.
—No por mucho tiempo—corroboró él.
Solté una risotada, estaba confiada, corría por mis venas la excitación y el deseo introvertido de buscar problemas, como si el hecho de tener en mis manos algo que usar contra él lo solucionara todo.
— Que gane el mejor— dije altivamente adoptando su forma de hablar, me sorprendí a mi misma, esa ya no era yo— o mas bien… que muera el mas débil.
Ahora el que rió fue él.
—No cantes victoria, Annette— me insistió sin abandonar su seriedad.
Se volvió a alzar en el cielo como el ángel que era, le seguí con mi mirada, mantuve en alto mi espada y esperé, cuando estuvo cerca de mi, se lanzó en picada, interpusimos nuestras espadas al mismo tiempo, ambas chocaron causando un gran estruendo y otra lluvia de rayos plateados y azules, estuvimos así por un buen rato, ninguno dispuesto a ceder, el peso comenzaba a ganar sobre mi y todo daba vueltas alrededor, en el cielo se formaba un clima tormentoso, esto no podía durar demasiado; nuestras espadas resbalaron la una contra la otra, la hoja de la suya pasó a escasos centímetros de mi cuello y la mía resbaló hacia un lado rozando su antebrazo izquierdo.
A continuación se escuchó un grito de dolor y ruido metálico chocar contra el piso, Engel cayó de rodillas al suelo y con la mano derecha se aferraba la herida mientras una sustancia carmesí fluía descontroladamente; quise ir hacia él pero el peso de mi cuerpo era tal que apenas podía avanzar, mi vista se nublaba de vez en cuando.
—E…Engel… —mascullé entrecortadamente
Me acerqué tambaleando hacia donde él se encontraba, pero no logré alcanzarlo, el suelo se hundía sobre mis pies, mis rodillas se doblaron y caí al vacío, le lancé una última mirada, nuestras miradas se encontraron, sus ojos se empezaron a tornar grises de nuevo y me lanzó su mejor sonrisa…
Abrí los ojos estrepitosamente, inhalé aire como si acabara de salir de debajo del agua y no hubiera respirado en mucho tiempo, mi corazón estaba acelerado, miré a todos lados con los ojos desorbitados, estaba en mi habitación, jamás había salido de allí, todo había sido una pesadilla, solo eso, me repetí a mi misma; me di la vuelta sobre un costado y divisé el reloj que se encontraba en mi mesilla de noche, eran las 5:30 de la mañana.
Me volví a girar boca arriba envolviéndome entre las cobijas revueltas de la cama, aún llevaba puestos los vaqueros del día anterior y las zapatillas de deportes, mis músculos se hallaban tensos, como si no hubiera dormido en toda la noche, cerré los ojos de nuevo lentamente para volver a dormir un rato mas, percibí el aire cálido que entraba por la ventana abierta y supe que hoy sería un día agradable.
Dejé que el sueño me volviera a elevar en las nubes, mis parpados ganaron de nuevo peso y se cerraron.
— ¿Cama? ¿Ventana abierta? —pregunté abriendo los ojos, alarmada.
Aún un poco adormilada puse un pie en el suelo y me tambaleé peligrosamente, desvié la vista hacia la puerta, tal vez mi tía había entrado, o tal vez, inconscientemente y mas dormida que despierta yo había abierto la ventana y la incomodidad de dormir en el suelo me llevó a dar a la cama, si, eso era lo mas probable ya que según recordaba la puerta estaba cerrada por dentro. Decidí no tomar importancia a ello, al parecer, esa pesadilla, junto con Engel Jackocbsob me estaban volviendo mas paranoica que de costumbre.
Seguía siendo muy temprano, moría de sueño pero no podía volver a dormir, incluso tenía miedo que mis ojos se cerraran y que el rostro de él volviera a aparecer de nuevo, no quería volver a tener otra aventura similar.
Busqué ropa limpia en el armario y me dirigí al cuarto de baño teniendo cuidado de no hacer demasiado ruido, me mentí en la ducha de agua caliente y dejé que el calor subiera por mi cuerpo, permanecí allí por mas de media hora escuchando solo el ruido musical del agua caer contra el piso y envolviéndome entre el vapor que inundaba el cuarto, todo me daba vueltas en la cabeza y cada detalle de esa pesadilla se hacía muy presente, en especial los que habría deseado omitir primero que nada. Cuando salí de la ducha seguía siendo temprano, el cielo aún estaba ligeramente oscuro en lo alto; me acerqué a la ventana, recorrí las cortinas de seda azul que danzaban al compás del viento y eché un vistazo; en el horizonte, detrás de las casas y los cuidados jardines cuadrados del vecindario podía divisar la línea dorada que dividía la tierra del cielo y los hermosos colores añiles y fuego que la acompañaban. Decidí ponerme algo ligero y poco abrigador, el sol amenazaba con salir y la lluvia del día anterior provocaría bochorno.
Me puse frente al espejo y unos ojos grandes y azules me devolvieron la mirada, siempre la misma, penetrante, curiosa e introvertida; no era una chica guapa, eso lo tenía bien claro, yo no era como aquellas que salían en las revistas o como la mayoría de las chicas del instituto, incluso, para mi pesar, no le llegaba a Rachel ni a los talones; mi cabello era castaño oscuro, ondulado en la parte baja e imposible de arreglar en ocasiones, siempre estaba en mi contra; tenía casi diecisiete años y mi complexión era delgada, apenas llegaba al 1.60 de estatura, a veces, aparentaba solo quince y eso era frustrante ya que algunas personas seguían viéndome como la niña que ya no era; mi piel lucía blanca y pálida por la falta de sol, escasa de color; pasé el cepillo por mi cabello y lo recogí con un broche tratando de ignorar la molesta mirada detrás del espejo, en ocasiones me resultaba imposible creer que esa era yo, estaba cambiando demasiado rápido, ayer fui una… hoy ya era otra, eso me hacía sentir como una extraña en un cuerpo que no era mío, pero sin duda lo era.
Cuando estuve lista me dirigí de nuevo a la ventana y la cerré aún con la incógnita a flote de cómo había sido abierta; tomé mi mochila y bajé las escaleras, pasé a través de la sala y fui directo a la cocina donde Juliette preparaba el desayuno, dejé la mochila en el suelo y me senté en la mesa sin decir nada, estaba muy avergonzada y en casa el silencio era una muestra de disculpa y arrepentimiento.
— Buenos días— me saludó cuando se dio la vuelta para colocar dos platos con huevos y bacón sobre la mesa— ¿Sigues molesta por la extraña razón que aún desconozco?
— Yo… no… solo fue un mal día… ¿me perdonas?
Se sentó frente a mí y tomó un sorbo de su taza de café, haciéndome esperar, luego me miró a los ojos lo cual fue incómodo pero me empeñé en sostener su mirada tranquila, de pronto simplemente sonrió con naturalidad y soltó una risilla traviesa.
— Annie… te perdoné cuando destruiste la mitad de mi jardín y cuando prendiste fuego a mis libros de arte… ¿Por qué no habría de hacerlo ahora?
Me mordí el labio inferior y reí nerviosamente.
—Eran unas plantas horribles, el jardín luce mejor ahora con Tulipanes y en cuanto a los libros… bueno, me resultaron aburridos y sus dibujos eran feos
Juliette soltó una carcajada; había amado su viejo jardín y esos libros fueron invaluables para ella, pero, siempre le resultaba agradable recordar los viejos tiempos y sin poder creerlo muy bien yo también disfrutaba recordando.
Comimos en silencio, ella leía el diario de la mañana y yo intentaba encontrarle alguna forma divertida y estúpida a la comida, cualquier cosa sin sentido que me mantuviera ocupada la mente.
De pronto se puso de pie, recogió los platos sucios, desvié la vista hacia el reloj en forma de gatito que estaba en la pared de enfrente, sus ojos me miraron con malicia y mientras su cola se balanceaba a un lado y a otro en cada movimiento de manecilla me juraba que ese gato moriría próximamente, era muy aterrador. Revisé la hora y tragué saliva, el tiempo había pasado rápido y ahora tenía que ir al instituto, enfrentar a Travis y volver a ver al hermoso objeto de mis pesadillas: Engel Jackocbsob.
Rolé los ojos apesadumbrada por no poder parar de llamarlo hermoso y perfecto en mis pensamientos. La belleza no hace la humanidad y no siempre tiene alto valor.
Me encogí en mi silla preguntándome si mi tía me permitiría faltar a clases, era un poco tarde para fingir alguna enfermedad, pero probablemente si pedía piedad y abogaba mis excusas… negué con la cabeza antes de continuar la falsa fantasía, era Juliette nunca me dejaba faltar al instituto.
— ¿a que hora piensas irte? —me preguntó en ese instante como si hubiera sabido lo que pasaba por mi mente.
— ¿Me estas echando? — respondí fingiendo indignación
— Si
Me levanté de la silla tomando la mochila del suelo, me dirigí a ella y le besé en la mejilla.
—De mejores hogares me han corrido; nos vemos, tía.
—Que tengas un buen día, cariño ¡y cuida ese humor!— me gritó cuando ya iba saliendo de la casa.
Como había previsto el sol se desplegaba hacia arriba, coronado por sus tenues rayos dorados y tiñendo el cielo poco a poco con sus colores majestuosos; no había quedado ningún vestigio del lluvioso día anterior, solo la humedad acumulada. Ya casi había amanecido por completo, el cielo parecía naranja rojizo, para luego volverse lila y posteriormente azul claro, así eran de hermosos los amaneceres en esa península escocesa, ya no solía sorprenderme mucho, pero si que los disfrutaba; el viento resoplaba ligero y fresco acariciando mis mejillas y jugueteando con las hojas de los árboles, una tranquilidad reinaba en el ambiente. Subí a mi coche que esperaba allí donde lo había dejado la tarde anterior, lancé mi mochila en el asiento trasero y aquello me hizo recordar a Travis, entonces, se me hizo un nudo en la garganta, todo el coraje y enojo se habían marchado dejando paso al arrepentimiento y la vergüenza, supe hasta entonces que no debí haberme comportado de aquella forma tan infantil.
Puse en marcha el motor tan fuertemente como si aquello fuera a ahogar el montón de sentimientos que me embargaban; tomé el camino que dirigía hacia el puente que conectaba a Dunkeld con Birnam, el pueblo donde se encontraba el instituto.
Iba tan absorta en mis pensamientos e inundada por mis emociones que no me di cuenta que había ido disminuyendo la velocidad, a pesar de que aún no me acercaba a las entradas del pueblo; tomé en cuenta que era mi turno de disculparme con Travis esa mañana, era demasiado orgullosa como para querer hacerlo, pero, tenía que ser yo por mucho que me disgustara, no sabía como, miré mis acusadores ojos azules devolverme una fiera mirada por el espejo retrovisor.
“Tu empezaste, tu lo solucionas”
—Ok, ok… lo haré—comencé a decirle a mi yo interior, mas sensato que mi yo exterior. — ¿Cómo le digo?
Esperé un minuto y con la vista al frente comencé a practicar una patética disculpa.
— “Yo… quiero disculparme… por mi forma de actuar” —dije al viento y luego me volví a responder a mi misma— ¡Eso es patético, Anne! Un mimo tiene más facilidad de comunicación que tu…
Medité unos segundos.
— bueno, veamos ¿Qué tal esta? “Travis, lo siento. ¡Pero tú también tuviste la culpa de todo, eres un entrometido, que te importa lo que haga o deje de hacer, no debes meterte con mis asuntos personales, y no me importa lo que tengas que decir!” ¡NO! No quiero volver a pelear con él…
“Anne, Anne eres un caso perdido”
Azoté las manos contra el volante.
—Lo se. —Suspiré exasperada— Tal vez solo esté bien algo simple como: “Quiero disculparme por lo que sucedió ayer, se que no fue correcto de mi parte reaccionar así…”
—No te preocupes, quedas disculpada—me interrumpió una voz fuera del auto.
Abrí desmesuradamente mis ojos, imposible de creer, pisé el freno, aunque no lo sentí demasiado pues para ese instante mi velocidad no pasaba los 10 Km. /h. Estaba segura que solo era mi imaginación, nada real, era algo ilógico—al menos para mi— encontrarme con Engel Jackocbsob en ese momento y en esas circunstancias; parpadeé dos veces pero él seguía allí, caminaba por la orilla del la carretera como si tal cosa, con su mochila negra al hombro, su espalda erguida y sus habituales pasos gráciles; iba con su vista al frente y no se detuvo cuando yo lo hice, siguió andando y ya me llevaba varios metros de ventaja, así que, volví a poner en marcha el coche y le seguí a su mismo paso.
—… B… buenos días—titubeé, no se me había ocurrido nada bueno que decir, jamás pensé encontrármelo justamente por allí, creo, que antes hubiera pensado en hallarme a Batman o Superman, pero no a él. — ¿vas a irte caminando al instituto?
No pude contener esa curiosidad.
—Si—se limitó a decir seriamente sin detenerse o volver su vista.
—Pero… si aún queda muy lejos, no llegarás a la primera hora… y te cansarás mucho antes de llegar—le dije atónita. — ¿quieres que te lleve?
—No—respondió fríamente y luego añadió— gracias.
Chasqueé la lengua, a ese chico le encantaba desesperarme, era tan testarudo y su conducta era cortante y seca como si el ser tan guapo y perfecto fuera una excusa para no hablarle a los patitos feos como yo, tal vez pensaba que yo era muy poca cosa para merecer algún gesto de amabilidad de su parte; eso hizo que me enojara de nuevo, quise gritarle pero no lo creí conveniente, bufé y suspiré un par de veces tratando de controlarme de nuevo. En esos momentos hubiera preferido que el Engel que caminaba a lado de mi auto fuera su versión de ángel demoníaco y no ese arrogante chico común; el Engel de mi pesadilla tan siquiera me dirigía la palabra y había sonreído; este Engel era mas duro que una roca. Ahora, más que nunca me di cuenta que lo sucedido en mi pesadilla había sido completamente creado por mi subconsciente, por más real que pareciera.
—… anda, a mi no me cuesta nada, vamos hacia donde mismo— le dije serenamente, tampoco tenía intenciones de que creyera que le rogaba.
— No piensas dejar de molestar ¿verdad?
Su voz se escucho irritada y había hablado entre dientes, mi terquedad rogativa le desesperaba, quise soltarle los peores insultos y mandarlo al otro lado del mundo o por lo menos lanzarlo al río, pero, mi propósito ahora era fastidiarlo, no pensaba darle por su lado y dejar que el ganara, contuve todos mis impulsos salvajes y apreté el volante entre mis manos, con mas fuerza.
—No—le respondí cínicamente.
El dejó de andar, hizo un movimiento con sus brazos mostrando el tedio que yo le causaba, puso los ojos en blanco y yo paré el coche. Abrió la puerta del copiloto y colocó la mochila en su regazo.
—Eres la persona mas desesperante y extraña que he conocido en mi vida—protestó cruzándose de brazos— tu cabecita no funciona igual que la de los demás —aseguró
Solté una risa, mientras aceleraba de nuevo; él no se imaginaba cuanta razón tenía.
—Lo vez… cualquier otra chica ya me hubiera bajado de su auto a patadas por decirle eso y tu solo te ríes… eso no es normal.
—Es que… me causa gracia que si sabes decir frases más largas… estaba empezando a creer que no hablabas mucho inglés o que tu diccionario personal fuera demasiado precario… —puse mi dedo índice en mi barbilla fingiendo analizar una situación importante.
Suspiró exasperado. Extendió el brazo hacia el estéreo pero se detuvo antes de encenderlo.
—Puedes… con tantas cosas en mi cabeza olvidé encenderlo.
—Gracias— murmuró con calma.
Lo encendió con delicadeza y no subió el volumen hasta encontrar la estación que prefería escuchar; una música fuerte y loca empezó a retumbar de las bocinas; sonreí sorprendida, iba a mirarle pero temí encontrar sus ojos grises, quedarme embobada de nuevo cuando nuestras miradas se cruzaran y perder el control del auto.
—Es mi estación favorita— me hizo saber, indiferente.
—También la mía— mascullé— allí si saben de buena música.
De pronto tuve una extraña sensación y un cosquilleo revolcó en mi interior, miré de soslayo hacia un lado y creí ver una sonrisa cruzar su semblante serio, pero de inmediato se desvaneció, como si sonreír fuera un acto vergonzoso en su persona. Estuvimos un rato en silencio, ninguno de los dos hablaba y no encontré algún tema de conversación, no conocía sus gustos o cualquier cosa de la que disfrutara charlar, si es que él alguna vez disfrutara algo; mis manos comenzaron a temblar un poco en el volante, esa situación me ponía nerviosa, él tenía la mirada clavada en un punto de su mochila, al parecer de pronto le había encontrado algo interesante.
—Porque ibas a pie al instituto… —inquirí cansada de aquel incómodo silencio, no me respondió y temí que mi repentina pregunta le hubiera ofendido— no respondas si no quieres.
Alzó la vista a la carretera y frunció el ceño.
—Peleé con mi hermana y me ha dejado sin coche—contestó en tono amargo— es insoportable cuando las cosas no salen como ella quiere… y mas si yo las arruino.
—Oh… vaya. Es desagradable… digo, no tiene porque hacer eso; esto que te ha hecho merece una buena… venganza...
Entonces callé de inmediato, como me ponía a decir eso de su propia hermana, volteé para ver su expresión, seguro se había enfadado de nuevo. Me llevé una sorpresa al verlo sonreír ampliamente, una hermosa sonrisa que dejaba ver una perfecta dentadura blanca, realmente se veía tan bien sonriendo, su risa fue tan inocente y tierna como la de un niño pequeño; todas sus facciones duras se habían relajado y sus ojos enmarcaban una mirada cálida y contagiosa.
— Lo mismo he pensado yo— me dijo cuando paró de reír, su sonrisa aún permanecía presente. — Y ya habías terminado con tu disculpa, o piensas seguir.
Entrecerré los ojos; él se atrevía a decir que yo era extraña siendo que estaba peor que yo. Primero se portaba grosero, frío y cortante; después empezaba a hablarme más fluido; luego se ponía a reír y sonreía como el niño más feliz en la faz de la tierra; ahora cambiaba abruptamente el tema de conversación. Me empecé a preocupar por su salud mental y mi bienestar propio.
— De hecho— contesté lentamente tanteando el terreno— la disculpa no era para ti… si no para mi amigo Travis.
—Ya veo… ¿El es una arrogante lombriz británica?
Me quedé paralizada por sus palabras, tan serenas y divertidas; ¿Cómo se atrevía a recordarme aquel acontecimiento bochornoso? Me di cuenta que era una persona lista y sabía como contraatacar; a pesar de que la mañana era fresca sentí calor y la sangre subiendo hasta mis mejillas, no solía sonrojarme fácilmente, pero en las últimas 24 horas ya había batido mi propio record.
—Eso… yo… —vacilé apenada mientras el parecía divertido— ¡Ok! ¡Ya, disculpa! ¡Pero tú también te portaste grosero!
—Disculpa aceptada, de nuevo. Y siento también mi comportamiento de ayer; creo que estamos a mano.
Asentí sin atrever a mirarle.
—Creo que me agradas… —soltó de pronto—eres divertida… lástima que estés demasiado loca y puedas asesinarme en cualquier momento…
—Tú no estás muy cuerdo que digamos
—Ya… podríamos llevarnos un poco… mejor
— ¿Amigos? —le pregunté arqueando una ceja
—No realmente—dijo pensativo— pero si una tregua…
—Como un pacto de Paz
—Si… se escucha bien. “Pacto de Paz”
—De acuerdo— puntualicé.
Apagué el motor. Habíamos llegado.



15 Comments to “
2. Pesadilla

  1. Luxuria says:

    Me está encantando!!Ya quiero saber más!!!!!!Escribes genial, me gusta mucho como expones los sentimientos de ella. Y ese Engel...uff. ¿entonces la historia es de ángeles y demonios?Pensaba que iba a ser de vampiros, pero mejor así :D

    Ánimo y sigue escribiendo!!

  2. Iris says:

    Yaaaaay!!!
    por fin veo el 2do capitulo terminado!!
    esta muy bueno^^ note varios cambios, por ejemplo la tia
    me encanta la parte de la pelea. hace ver a Engel cmo un ser tan "superior", tan anti humano...
    :D me gusto
    bueno, igual sigo amando a Travis
    nos hablamos Chris
    trata de no demorar tanto con el tercer capitulo xDD

    Baaah, ya no soy la primera >.<

  3. Anónimo says:

    Va muy bien, cada vez le vas dando mas forma y es interesante el rumbo que va tomando. Estaré pendiente de como sigue ^^

    Suerte, bye!

  4. elsapito says:

    wow!
    alucinante!

    yo tmb pense que el era un vampiro,
    aunque todavía no puedo afirmar bien lo que es xD, esperare a los otros capítulos para sacar mejor conclusiones

    saludos
    sigue así!

  5. Anónimo says:

    hola
    esta genial tu historia...me dejas con muchas dudas...pero bueeee mejor asi, me intereso mas.
    oye, no sabia que tu eras parte de bibliotecas virtuales, yo tambien soy una usuaria de esa pagina...genial que tu tambien.
    sigue asi, me gusta mucho como va.
    saludos!!

  6. Anónimo says:

    Hola!. Debo ser sincera, no sé como he llegado a tu página, creo que buscando algo de Crepúsculo, llegué a un foro, y ahí tenian tu banner de afiliado. y me llamó mucho la atención. Así que aquí estoy. terminé de leer el primero y segundo capítulo, y espero con ansias el tercero =). Creo uqe si tu banner estaba ahí, es porque eres fans de crepúsculo, ¿No? XD. Interesante temática que estás desarrollando tomando algunos cánones del libro. Pero tiene tu toque y otras cosas por ahí que lo hacen completamente tuyo. Me agrada la actitud de Annette.

    Gracias!

    y staré atenta al tercer cap ;).

    Paulina.

  7. Anónimo says:

    Chris sabes que me encanta!!!!!!!Obvio no me la iba a perder pero adelanta mas hasta donde habias llegado! plis aunque me la volvi a leer:$
    Te adorooooo sabes que amo esa historia, y obvio amo a Engel, MI ARROGANTE EGOCENTRICA LOMBRIZ RUMANA!!!!!!!
    Lo AmO!!!!! ^^

    Sigue escribiendo:P

  8. zuris says:

    jajajj mir q eres hsa mezclado el amor fijo, estos dos se enamoran, y la hermana se a enfadado por q el no la a matado, y quien le esta ayudando ees el, por q se a enamorado de ella y su hermana es la q le ordena qdeve matarla y es mas creooooooooooo y espero no equivocarme, q ella se enamorara de el, y tengo ganas de ever la cara de travis cuando vea q angel le a robado su sitio jajajja, y de seguro q angel tiene el dibujo q ella tiro jajajjaj, excelente espero que cuelgues rapido de verdad realemente me encantomo

  9. Anónimo says:

    ESTA GENIAAAAL! ME ENCANTA ENSERIOO!
    TENGO GANAS DE LEER EL SIGUIENE CAPITULO;
    AVER SI LO PUBLICAS PRONTO;)

    UN BESO Y CONTINUA ASII!

  10. Anónimo says:

    wow.... llege aqui no se como... por casualidad y cosas del destino ...y me encanta una frase que tienes "amar nunca sera un pecado pero siempre sera un problema" ... bueno el caso es que me encanta tu historia y me gustan mucho tus personajes, en especial travis, no puedo esperara que publiques tu tercer capi... muevete.. NO ME DEJES ESPERANDO!!!
    tienes mucho talento
    juanis calle...

  11. Anónimo says:

    MEE ENCANTÓÓÓ!
    LO LEÍ DE COLPEE!
    ACTUALIZA PRONTOO!
    =)

  12. Anónimo says:

    Para cuando el siguiente?:(

  13. Maysu says:

    Sabes? Es extraño postear en capítulos que están fechados el año pasado, como te dejé dicho en el cap.1.


    Definitivamente tienes pasta para esto, creo que mi historia parece un cuento niños, y lo digo en todos los aspectos. Tengo la impresión que no debes ser un adolescente, ya que el vocabulario es demasiado para un lolito de 15. jejeje.

    Te felicito, este capitulo está genial. Ahora las consultas.... (no sé pq siempre hago consultas, nunca me las responden....) definitivamente Engel es un angel oscuro?? sé que me dirás, debes seguir leyendo... pero la impaciencia me mata!!

    Creo que entre ellos se está formando una relación entre odio y amor, jaja no amor y odio ya que comenzó al revés.

    Que mas te puedo decir, me tienes enganchada, espero seguir leyendo... ahhhhhh y por favor, no te demores en seguir. Por lo que veo estuviste perdida (o) (no sé aun si eres H o M) bastante tiempo. No quiero quedarme con las ganas de leer el final.

    Hasta el próximo post!

    maysu

  14. wow, parece que hace bastante tiempo que has escrito esto, pero debo decirte que me encanta! son mi tipo de historias favoritas, te felicito! y ademas me encanta la manera q escribes, muy buen vocabulario y sin ser ese texto tedioso abrumado de palabras! espero lo sigas ;)

  15. Anónimo says:

    Esta re Prooo el libroo...te queria preguntar cuales son los nombres reales de los personajes de la historia que salen al costado del BLOG!! porque me gustaron muchoo.- envieenme la info a ninahey@hotmail.com

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